martes, 8 de mayo de 2018




ETCR. MARTIN VILLA, FILIPINAS-ARAUCA
Entre la persistencia y la desesperanza

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente – Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento Seguimiento al Proceso de Paz

La situación por la que están pasando los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), donde residen los excombatientes de las FARC y sus familias, es realmente crítica y sin expectativas claras de futuro. En esos espacios se agota en medio de un activismo permanente todas las esperanzas de cumplimiento del Acuerdo de Paz con el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Hay un dolor mudo, una tristeza represada, un convencimiento cada vez más fuerte de que fueron engañados, que el único interés del gobierno era desarmarlos y desmovilizarlos, que no había para los campesinos, los territorios, ni los excombatientes, ninguna ruta institucional para poner final a las causas estructurales de la violencia.

El Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz, de la Universidad Nacional de Colombia, sigue trabajando con obstinación en el desarrollo de programas de acompañamiento a estos ETCR, con el fin de mantener viva la esperanza, ayudar a pensar rutas de normalización, formar los liderazgos para el nuevo tiempo, dotarlos de metodologías para la elaboración y gestión de proyectos y, compartir con otras instituciones tercas en el propósito de la paz, las angustias crecientes de los pobladores de esos espacios.

Con el pretexto de dar a conocer el libro de narrativas del Censo Socioeconómico titulado, Por el agujero de la memoria construyendo Paz; poner en conocimiento de quienes aún permanecen en el Espacio Territorial el estado actual de la implementación y, ayudar a construir los perfiles de los proyectos productivos, visitamos el ETCR, Martin Villa, en Filipinas, municipio de Arauquita-Arauca. Nos encontramos con el estado de ánimo descrito arriba y un proceso en marcha de reincorporación sostenido a fuerza de la voluntad de un colectivo que ha madurado en su capacidad para no dejar caer el precario entusiasmo que aún existe entre quienes se mantienen allí. Quisiera señalar de esa visita algunos puntos que considero pueden ser expresión clara de las tensiones entre los esfuerzos por avanzar y los obstáculos que a diario van surgiendo y que les impide hacerlo.


Primero. La paz por encima del incumplimiento. Me sorprendió la madurez con que han asumido el hecho que el gobierno no les va a cumplir y que, con acuerdo o sin acuerdo, ellos van a sacar adelante su proceso de reincorporación y normalización. Saben que existen múltiples y complejos problemas, pero se levantan cada día a las cuatro de la mañana a ponerle la cara a las dificultades y a valorar en gran estima cualquier pequeño avance. Están informados de lo que viene pasando con la implementación de los acuerdos y los duros retos que han tenido que enfrentar quienes están al frente del proceso. Repudian el incumplimiento sistemático del gobierno y se sienten una comunidad burlada. No obstante, no han renunciado a sacar el proceso adelante y tienen suficientes razones para hacerlo: han conformado familias, tienen hijos pequeños, han traído a sus familiares y se han hecho a la idea que la guerra no puede ser su destino. Por esto, no se derrumban ante las adversidades y mantienen viva la esperanza de que pese a todo van a salir adelante. Para los líderes, se ha hecho una tarea enorme levantarse cada mañana a despertar la moral de la comunidad para persistir en el proceso de paz contra toda certeza de éxito y una manifiesta evidencia de transitar hacia un estruendoso fracaso. Por eso, ya no creen en la implementación y el cumplimiento de los acuerdos por parte del gobierno, pero se aferran con autoridad moral a la afirmación hemos prometido cumplir y cumpliremos.    

  

Segundo. Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación. Cada vez más, al menos este ETCR, se convierte en un centro de refugiados. De los 480 censados de los cuatro frentes que se agruparon allí, apenas queda el 25% de excombatientes, los demás se fueron hacia sus familias y a buscarse la comida en otras partes, jornaleando, trabajando en lo que sea, porque el 90% del salario mínimo que les llega, no les alcanza para mantenerse, y mantener a sus familias. Están rebuscándose la existencia, para no regresar a la guerra y siempre atentos a los proyectos que salgan para vincularse a ellos. Pero los que se quedaron y siguen allí se trajeron a sus familias, a sus padres, hermanos, esposas e hijos, porque las condiciones en que estaban viviendo eran peores que las que podían encontrar allí. Pronto se suspenderán los apoyos del gobierno, que obligaron a la bancarización y los miembros de estas comunidades en todo el país quedaran a la deriva y sin renta básica, porque no se habrá resuelto, en dos años, los proyectos productivos que de manera exitosa reemplacen el sistema de apoyos gubernamentales.   



Tercero. Lucha contra la zozobra y la desesperanza. Viven en medio de la zozobra de un territorio en el que operan otros actores armados con una gran conflictividad; hay presencia hegemónica del ELN;  existe la idea que se está reactivando el paramilitarismo; se han fortalecido las disidencias retornando prácticas económicas que agobian la población; la falta de oportunidades unida a la migración venezolana, ha incrementado los niveles de delincuencia común; al ser una región de frontera no deja de impactar las relaciones entre Colombia y Venezuela en permanente tensión. En estas condiciones, la transición se debate entre avanzar y reciclar un nuevo y más devastador periodo de violencia, sin que una adecuada política de Estado se coloque al frente del proceso garantizando los mínimos necesarios para hacerlo exitoso.

 Cuarto. Construir comunidad. Quienes lideran el ETCR tienen claro que la reconstrucción del tejido social en el ámbito de la reconciliación y el perdón no es fácil, que las comunidades tienen grandes resistencias que guardan en silencio y que verlos acercándose para compartir inquietudes y definir y emprender procesos que conduzcan a la convivencia ciudadana y a la construcción de economías de bienestar se toma tiempo. No obstante, en este espacio territorial hay una muy dinámica y respetuosa relación con el entorno comunitario, con sus formas de organización, sus propósitos y con sus espacios, mejorados y fortalecidos por la ayuda humanitaria de la comunidad internacional. 



Quinto. La necesidad de la tierra. La mayor preocupación que tienen es el acceso a la propiedad de la tierra en donde puedan comenzar a desarrollar con seguridad sus proyectos productivos unidos a las economías agrarias. Tenían la esperanza que la finca en que se encuentra localizado el ETCR, pasara a ser propiedad de la comunidad de las FARC, pero eso no va a ocurrir porque el gobierno nacional no logró llegar a un acuerdo con el propietario sobre el precio de venta de la finca de 151 hectáreas. Los propietarios incrementan desproporcionadamente el valor de la tierra a la hora de vender al Estado, pero a la hora de pagar impuestos quieren todas las prerrogativas. Si en la práctica esa finca pasara a manos de la comunidad para vivir colectivamente y construir sus proyectos productivos, le correspondería a cada uno de los excombatientes, proporcionalmente, una extensión de 0.33 hectáreas, esto es la tercera parte de una hectárea, nada. Aun así, están dispuestos desde esa pequeña propiedad a empujar los proyectos productivos en una granja integral que abastezca sus propias necesidades y produzca para el mercado. Como no se pudo llegar a un acuerdo y esas tierras están en arrendamiento, seguramente al acabar el actual gobierno y suspenderse los pagos, quedaran en condición de invasores, a disposición de las autoridades.

Sexto. Proyectos productivos. Esta comunidad viene ensayando en varios proyectos productivos con distintos acompañamientos: Sacha Colombia, para la siembra de Sacha, un cultivo promisorio que contiene un alto poder nutricional y cosmético en la medida que es portador de los tres Omega. Recibieron conjuntamente con la comunidad diez escuelas (cursos) al respecto de lo que es esta especie comestible y sus posibilidades agroindustriales en la producción del grano, aceite y cremas. Este proyecto cuenta con al menos tres hectáreas experimentales que fueron arrendadas para la capacitación.

Tiene acompañamiento del Sena con una oferta de programas técnicos y orientación en elaboración de proyectos productivos. Se han formado en cursos en Panaca en donde aprendieron a fabricar Bloques Nutricionales, para montar un proyecto que requiere de 100 millones de pesos que no encuentran en ninguna parte. La Universidad de los Llanos los ha acompañado orientando la creación teórica de proyectos productivos, sin que los mismos puedan aterrizarse por falta de tierra y recursos. Otras instituciones educativas de diferente nivel de formación realizan temporalmente trabajo con las comunidades que convoca el ETCR.

Va avanzando un proceso piscícola prestado, porque los recursos que se colocaron tienen un padrino que es el que se beneficia del mismo. Quieren contar con recursos para su propio proyecto de manera que los beneficios de nuestro trabajo se queden en nosotros para construir el mejor vivir de nuestras familias. No nos interesa pescar con la caña del otro.



Séptimo. Educación. Creo que una de las mayores fortalezas que tiene el ETCR Martin Villa, es el importante trabajo que vienen haciendo en materia educativa. Se formaron y graduaron 108 bachilleres, que no van a poder ir a la universidad pese a la oferta realizada por la UNAD dado que se encontraron con los costos y una oferta de subsidios y préstamos imposible de alcanzar en el ICETEX.
Se encuentran actualmente interesados en un proceso de homologación de saberes, en particular en áreas de la salud, para que sus médic@s, odontólog@s y enfermer@s, puedan trabajar con las comunidades campesinas debidamente certificados; están a la espera, ante los obstáculos que han tenido con el sistema universitario nacional, que la Cruz Roja de Noruega, establezca sobre las prácticas en salud una homologación real de sus saberes y los certifique.

Tienen espacios comunitarios y salones que han adecuado para clases, pero por las características del clima requieren dotación adecuada de pupitres, tableros, proyectores y sobre todo, ventiladores y aires acondicionados.  Esta comunidad está necesitando habilitar su propio jardín infantil, tienen el espacio pero es necesario dotarlo y financiarlo de manera suficiente; igualmente, habilitar el comedor comunitario que se fue abandonando para construir la relación familiar en torno a la preparación de alimentos, en un restaurante escolar que se pueda sostener entre las Secretarias de Educación Municipal de Arauquita, la departamental de Arauca y el ICBF.

Un papel esencial juega en este ETCR la cultura a través de sus expresiones artísticas; el teatro, la danza, la poesía, la pintura, la narración literaria y las artesanías, hacen parte del repertorio de construcciones culturales. Es igualmente importante el desarrollo de la actividad deportiva que se extiende a la comunidad y permite interactuar con ella.



Octavo. Arreglo de espacios comunes. Un importante trabajo realiza esta comunidad para el cuidado y mantenimiento de los espacios comunes, en particular las carreteras, los centros comunitarios y las bibliotecas públicas. Prestan especial atención a la educación ambiental y al manejo sustentable del ecosistema, no solo a través del tratamiento de basuras y procesos de reciclaje, sino en una adecuada economía del agua.  

Noveno. Salud. La atención en salud se reparte entre los conocimientos populares, la atención y campañas institucionales, la ayuda internacional y la nueva EPS a la que fueron afiliados todos los excombatientes y sus familias. Hasta ahora no han tenido problemas para acceder a este derecho, no obstante, la lejanía en la que se encuentran los centros de atención. El viejo “sistema de Salud” que funcionó de manera efectiva durante la guerra, busca sostenerse a través de la homologación y certificación de saberes para poder no solo atender a la comunidad propia, sino, como lo hicieron siempre, sirviendo al conjunto de la comunidad. Algunos de los médicos y enfermeras que llenan los requisitos están realizando trámites para aprovechar las becas otorgadas por el Gobierno Cubano.
    
Decimo. Seguridad. La seguridad es el problema más grave que existe, la comunidad viene siendo protegida por el Ejército Nacional y la Policía que tienen sus respectivos puestos de vigilancia y cordones de seguridad sobre el ETCN que funciona como un cuadrante. Sin embargo las amenazas son múltiples y de distintas procedencia. En  el momento en que cierro este artículo se ha producido el asesinato de Isidro Carvajal, conocido en la guerrilla de las FARC como Misael, excomandante del Frente X, quien desde la cárcel se había acogido a la JEP y gozaba de amnistía. El asesinato fue perpetrado por desconocidos en la vereda galaxias cerca de la ETCR de Filipinas, cuando regresaba del trabajo en una parcela.

Los hostigamientos y asesinatos, pueden generar distintos fenómenos que terminan por reactivar la violencia y aumentar el número de disidentes o generar procesos de auto-encerramiento, convirtiendo en la práctica los ETCR en colonias penitenciarias. El gobierno y las instituciones responsables tienen que prestar especial atención a los problemas de seguridad de la población en esta etapa de transición o se puede generar un ciclo de muertes que, sumadas a las que vienen ocurriendo en las zonas donde se encuentran localizadas otras ETCR, puede configurar un nuevo genocidio político.      



Once. Comunas y partido político. El paso de la guerra hacia la política, del ejército al partido, se va desarrollando según las orientaciones emanadas del primer Congreso de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, partido de la rosa. La nueva organización se ha estructurado en comunas y allí, según la procedencia existen tres comunas, en las que se desarrollan las actividades partidarias y se construyen los relacionamientos políticos con otras organizaciones y con las comunidades. El trabajo político comienza a configurarse como prioritario y los aprendizajes que convocan estas prácticas son lentos y difíciles, los miembros del ETCR así lo reconocen. No es lo mismo llegar uniformados y con armas a hablar con la gente y las comunidades,  que hacerlo como civiles desarmados. Es pasar de dar órdenes a buscar consensos, a persuadir sobre las propuestas y las iniciativas de acción política.

Un largo camino cargado de no pocas dificultades ha iniciado el Partido de la Rosa para llegar a sembrar la semilla de la inconformidad y de su tratamiento en el orden institucional en el seno de las comunidades. En el  ETCR Martin Villa, todo está por hacerse.

Bogotá, 8 de mayo de 2018.

        

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