martes, 27 de noviembre de 2018




Y…¿Cuál es la puerta de entrada?…

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente-Investigador
Universidad Nacional de Colombia

No me queda la menor duda que la movilización estudiantil universitaria ha sido exitosa. Una parte importante de los propósitos se han cumplido en lo que a mediano plazo puede alcanzarse, sin que el movimiento comience a mostrar la carga de fatiga que suele tener con el trascurrir de los días, las asambleas, las movilizaciones y el cambio de las atmosferas políticas, sociales y comunicativas que suelen acompañar estos procesos, para no hablar de las infiltraciones de la inteligencia y de los inaceptables hechos de provocación y violencia de grupos minúsculos irresponsables  y,  en la práctica, enemigos del movimiento y de su legitimidad.

Primero, es necesario señalar que ha sido un movimiento conducido por una causa legitima, reconocida por los más diversos sectores de la sociedad que han ampliado significativamente su base social de apoyo,  resaltar a propósito de los factores que lo legitiman, que es un movimiento que se nutre de los acumulados de las movilizaciones de 2011 e incluso de las que se dieron en el marco de la seguridad democrática: Este movimiento recoge los aprendizajes en relación con los repertorios, de la movilización, hacia unas formas más amplias, incluyentes y contundentes simbólicamente; y recoge además los análisis, los balances, las reivindicaciones y las propuestas que hasta el momento se han venido construyendo por parte de las generaciones que le precedieron; a él se han unido directivas, maestros universitarios, de básica y secundaria, trabajadores, egresados, padres de familia, sindicalistas, comunicadores alternativos y corporativos, comunidad nacional en Europa, académicos reconocidos internacionalmente de prestigio, músicos, artistas, folclorologos, comunidades étnicas, afro e indígenas,  es decir, una importante base social ampliada de solidaridad que es necesario mantener y proteger, porque reviste la lucha estudiantil de una legitimidad que por sí sola no puede alcanzar. Esa base social y ese apoyo es un logro significativo del movimiento que hay que ponderar en alta estima porque no es gratuito ni pertenece a ningún grupo es el resultado de la legitimidad de la causa que enarbola el movimiento.



Segundo, ha habido un desborde de imaginación y creatividad juvenil que se ha expresado a través de distintos medios y recursos en las redes sociales, con la elaboración de vídeos, explicaciones suficientes y didácticas, carteles, consignas y canciones, clases en los espacios públicos, grafitis estéticos, coros colectivos, música popular y clásica… entre otro centenar de manifestaciones como largas caminatas emprendidas por los estudiantes de provincia hacia la capital, todos aspectos renovadores de la protesta que se van constituyendo en un patrimonio social y cultural de la protesta estudiantil legitima, parte fundamental de su memoria y de su historia.   



Tercero. Si bien es desafortunado el camino seguido por los rectores en un acuerdo que desconoce a los maestros y a los estudiantes y el alcance del movimiento, ese acuerdo tampoco se hubiese podido lograr, con todos los cuestionamientos que se le hagan, sin la movilización estudiantil, su entusiasmo y su legitimidad. Total el acuerdo de los rectores, quiérase o no, es un logro del movimiento estudiantil, importante pero insuficiente. Por eso las marchas continuaron.

Cuarto. Hay una mesa institucional de conversaciones con el gobierno en la que se encuentran representadas todas las partes y se adelantan las discusiones de los propósitos inmediatos que se fijó el movimiento, que son importantes, pero coyunturales e insuficientes, pues los problemas de la educación en el país son estructurales. El solo hecho que esa mesa se mantenga deliberando y que de allí salga líneas de política publica que se puedan hacer ley de la república en materia de educación y financiación, constituiría un logro del mayor valor. Tener esa mesa en conversaciones es ya un logro,  una victoria en el sentido de que se constituye en un escenario de interlocución esperado por mucho tiempo en el que los estudiantes están representados en calidad de pares junto a otros actores determinantes en las políticas públicas de educación. 

Quinto. Desde hace décadas quienes hemos hecho parte del movimiento estudiantil hemos tenido como problema estructural el estar reivindicando agendas de coyuntura y resolviendo los problemas del día a día, de gobierno en gobierno. Eso no puede seguir así, a problemas estructurales soluciones estructurales y esas encarnan luchas de gran aliento, porque se toman tiempo y hay que acompañarlas con una organización estudiantil y una comunidad universitaria fuerte que se autorregula y sabe moverse con inteligencia en la lucha social y reivindicativa. La lucha no es por una ley, la lucha no es por un presupuesto, la lucha es por una política pública clara para la educación que se vea reflejada en la ley y en el presupuesto. Esa es la Lucha.

Históricamente los liderazgos estudiantiles han tenido dificultades a la hora de ponderar en la justa dimensión de lo posible los logros alcanzados y dar los saltos necesarios para abordar en su momento la nueva lucha con los acumulados de legitimidad que va dejando cada proceso, pero esta generación que hoy lidera las luchas estudiantiles tiene la posibilidad y el reto de logran tejer históricamente sus conquistas coyunturales en un propósito de logros estructurales de naturaleza estratégica. Hoy el movimiento debe tomar las decisiones que les corresponden para reclamar las victorias alcanzadas y entender que la lucha debe proyectarse en una perspectiva de largo aliento.

En mi concepto, los logros de este movimiento están alcanzados en lo que es posible, es necesario retornar a la normalidad académica, con una manifiesta disposición a movilizarse el próximo 13 de diciembre, retomar el semestre y continuarlo, dentro de la reprogramación institucional que se haga de manera flexible,  lo que se constituiría en un éxito más movimiento.

Es el tiempo de recoger la cosecha de una buena siembra. Mañana,  todos a marchar no solo por la educación, sino por la paz, contra la violencia, el incumplimiento de acuerdos, la corrupción y la política fiscal.