miércoles, 4 de octubre de 2017




Cese al fuego bilateral y participación
El primer pasó de los diálogos de paz entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional –ELN-

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente – Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz -CPSPP


1.       Sobre el cese al fuego y las hostilidades.

Luego de 18 meses de haberse dado a conocer la agenda de conversaciones entre el gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) -marzo de 2016- en la ciudad de Caracas-Venezuela y,  a ocho meses de instalada la mesa pública-Febrero de 2017- en la ciudad de Quito-Ecuador, las partes dan un primer paso al acordar un Cese Bilateral al fuego temporal, establecer criterios para el manejo humanitario del mismo e iniciar la dinámica de participación de la sociedad en el desarrollo de las conversaciones a través de audiencias públicas y virtuales, cuyo propósito será proporcionar insumos para definir la ruta metodológica de la participación de las comunidades y en general de la sociedad colombiana en el desarrollo de los puntos de agenda.

Desde el 1 de Octubre y hasta el 9 de enero de 2018, el ELN, el Gobierno y la Fuerza pública colombiana, con el acompañamiento de la iglesia, la ONU y las comunidades mantendrán las coordinaciones necesarias para que no se produzcan incidentes que puedan entorpecer el desarrollo de los diálogos. Durante este periodo se desarrollaran acciones humanitarias por cada una de las partes que buscan poner fin a los secuestros,  detener los ataques a la infraestructura, la siembra de minas y el reclutamiento de jóvenes, así como,  contener el asesinato de líderes sociales y populares, combatir el fenómeno paramilitar y mejorar la situación de los presos políticos en las cárceles colombianas, entre otras acciones que ambienten la realización de los diálogos.

Dadas las características de este cese bilateral que se da sosteniendo las condiciones de confrontación los niveles de coordinación entre las partes y las alertas tempranas de posibles e indeseados enfrentamientos, como la interferencia de otros grupos armados obligan a manejar con el mayor rigor posible los protocolos y definiciones construidas al respecto por las partes. Ahora los diálogos tienen la responsabilidad de cuidar ese activo fundamental de las conversaciones que es el cese bilateral y avanzar en el desarrollo de los puntos de la agenda, de manera que los logros que se alcancen al respecto obliguen a la prolongación del cese bilateral, de manera permanente hasta que se pueda hacer definitivo, conforme ha mostrado su interés el presidente Juan Manuel Santos.     

El comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, al dar la orden a todas las estructuras de la organización de cumplir cabalmente con el cese bilateral al fuego y detener las hostilidades hace particular referencia al cumplimiento estricto de la palabra empeñada en este acuerdo, que si se quiere, puede considerarse el primer logro alcanzado por la organización en el desarrollo de los diálogos, en razón que fue el ELN quien insistió durante meses, conjuntamente con sectores de la sociedad civil, en demandar al gobierno nacional como prerrequisito de los diálogos y condición necesaria de los mismos el cese bilateral al fuego, el primero en la historia del conflicto armado con esta organización.

2.       Sobre la participación social en los diálogos.

Declarado y en marcha el cese bilateral, ahora la mayor urgencia la constituye definir en las próximas semanas las rutas de participación de la sociedad para que la agenda pueda ser desarrollada dentro del espíritu que guía la misma cuya particularidad se centra en el hecho que es la sociedad la protagonista central de esos diálogos y quien define en la práctica, no solamente las formas de su vinculación y su alcance, sino, adicionalmente la parte sustancial de la agenda en lo referente a la definición temática de los cambios necesarios para la paz.

Lo primero, que resulta inevitable realizar en este ambiente de cero confrontación es la definición de la ruta metodológica de la participación de la sociedad, su naturaleza, sus dinámicas y sus alcances en término de definiciones sustantivas en materia de cambios y transformaciones necesarias para que se hagan explicitas situaciones de mejoramiento de las condiciones sociales, económicas y políticas de la nación que por sí mismas hagan innecesario el uso de las armas en el desarrollo del conflicto colombiano. La mesa ha acordado la realización de dos audiencias públicas presenciales y dos audiencias públicas virtuales, para que las distintas expresiones de la sociedad civil organizada y en general de la sociedad en su conjunto se expresen en torno al problema de la participación que constituye el primer punto de agenda, pero,  que ineludiblemente,  está unido a los puntos dos y tres, que hacen referencia a la democracia para la paz y a los cambios necesarios.

No son pocos los esfuerzos que se han realizado en los últimos meses para pensar y proponer escenarios de participación, por parte de las organizaciones sociales, los movimientos políticos y la academia en escenarios que comprometen los territorios donde con mayor intensidad se ha desarrollado la confrontación y mayor interés tienen para que está llegue a su fin. Vale la pena señalar los esfuerzos realizados por la Redprodepaz y la campaña Paz Completa, con el apoyo del PNUD, que adelantaron entre mayo y agosto de este año, una consulta, en la que participaron de manera directa 756 personas en representación de 228 organizaciones comunitarias y que comprometió una población compuesta por mujeres, jóvenes, campesinos, afros, indígenas, cooperativistas, líderes de procesos urbanos, sindicalistas, ambientalistas, comunidad LGTBI, Iglesias, autoridades locales, centros de promoción al desarrollo, defensores de derechos humanos, programas de desarrollo y paz, académicos, comunicadores, entre otros, en el marco del reconocimiento de la  diversidad social, comunitaria, política e institucional que tiene el país. Las regiones contempladas para este ejercicio fueron Chocó, Arauca, Antioquia, Magdalena Medio, Catatumbo y el Suroccidente colombiano zonas en que el ELN tiene su mayor influencia.

En esos territorios se recogió y se sistematizo un importante material de opiniones que seguramente ha de ser muy útil a las audiencias convocadas por la mesa a partir del 23 de Octubre de presente año.

No es fácil satisfacer las expectativas que al respecto de la participación de la sociedad señala el acuerdo al afirmar que está será en función de iniciativas y propuestas que hagan viable la paz en el curso y contexto del proceso; sobre los temas de la agenda y,  como un ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista, que permita construir visión común de paz que propicie las transformaciones para la nación y las regiones”, en un contexto de escepticismo creciente del cumplimiento institucional de los acuerdos con las FARC y sin una estrategia de comunicación gubernamental clara y motivante para las poblaciones a las que tradicionalmente se les ha reprimido e incumplido. No obstante, existe una manifiesta voluntad de participación si al menos se cumplen cuatro condiciones que las comunidades consideran esenciales: primero, que se ofrezcan las garantías de seguridad, no estigmatización, ni señalamiento, pero,  sobre todo, no haya retaliaciones y persecuciones posteriores que conduzcan en ningún casos a establecer vínculos inexistentes de los participantes con el ELN y a abrir procesos de judicialización; segundo, que los acuerdos y pactos a los que se llegue, se cumplan al pie de la letra y no se generen expectativas sobre los mismos que terminan incumpliéndose y generando nuevas frustraciones en las comunidades. Tercero. Participar desde los procesos organizativos, las autonomías y agendas con las que se han construidos las luchas y resistencias en los territorios en la demanda de derechos fundamentales y, cuarto, que a los diálogos se convoque a todos los sectores del país, no solamente a las clases subalternas, sino a los sectores empresariales y a las elites nacionales, regionales y locales, así como a la institucionalidad del Estado para que el dialogo sea realmente nacional, sectorial, pluralista y de albergue a los diferentes tipos de intereses.  

 El cese bilateral al fuego y las posibilidades de dar curso al primer punto de la agenda constituyen un importante logro de este proceso que hay que proteger y acompañar.

Octubre, 4 de 2017.   

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