domingo, 10 de septiembre de 2017



Omaira Montoya Henao



Cuarenta años de su desaparición forzada (1977-2017)

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente-Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz (CPSPP)

Han transcurrido cuarenta años de la desaparición de OMAIRA MONTOYA HENAO, la primera desaparición forzada reconocida en el país, en el marco del conflicto armado al que se busca poner fin actualmente. Omaira, era bacterióloga y formaba parte de las milicias urbanas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), una mujer joven que soñó, como muchos de su generación, con cambiar el mundo y construir una sociedad más justa y un mejor Estado, una mujer cargada de sueños y de afectos, de profundo compromiso con los oprimidos y los marginados de Colombia, una mujer enamorada de la vida.

Según las versiones que se construyen a su alrededor había decidido desde muy temprano de su existencia ingresar a la filas del ELN, siguiendo el ejemplo de muchos jóvenes que se fueron tras el ejemplo de Camilo Torres Restrepo, hacia un compromiso en el que colocaron a disposición de la lucha revolucionaria su propia capacidad de sacrificio.    

Omaira Montoya Henao  y Mauricio Trujillo Uribe, su compañero, fueron capturados en Barranquilla el 9 de septiembre de 1977, en el momento en que se desplazaban en un Simca verde en las inmediaciones del aeropuerto “Ernesto Cortizzos” de Barranquilla. Se dice que se les atravesó una camioneta del F2 a las 5:30 de la tarde, y que estuvieron juntos hasta que los separaron en una playa en el municipio de Soledad. Allí se perdió el rastro de Omaira y comenzó el tormento de su familia. A Mauricio Trujillo lo detuvieron, lo torturaron, lo llevaron de un lugar de detención a otro. Lo condenaron en consejo verbal de guerra a 7 años de prisión por el delito de rebelión. Ya en Bogotá, en la cárcel cuando estaba seguro de que su vida no iba a correr peligro, el 23 de septiembre,  denunció la desaparición de Omaira, señalando que el 9 de septiembre los miembros del F2, del Departamento de Policía del Atlántico, en el marco de un operativo conjunto con la II Brigada del Ejército Nacional. Desde entonces Omaira se encuentra desaparecida.  

Un largo proceso de búsquedas judiciales se ha emprendido alrededor del caso Omaira Montoya Henao a quien que se declaró como desaparecida desde la fecha de su captura. a pesar de que la Procuraduría investigó y determinó responsabilidades los oficiales del Ejército Nacional y de la Policía Nacional implicados en la desaparición forzada de Omaira Montoya no sólo contaron con la impunidad con que los cobijó la jurisdicción penal militar y la Procuraduría General de la Nación, sino que todos fueron ascendidos, incluso durante la tramitación de los procesos penal militar y disciplinario , tal y como se confirma en el informe Huellas y rostros de la desaparición forzada, publicado en 2014 por el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).

Al momento de su desaparición Omaira tenía 30 años y una situación de embarazo de 3 meses. Su detención –desaparición se da en el momento en que los movimientos sociales y populares se preparan para la realización del paro cívico del 14 de septiembre de 1977, contra el gobierno de  Alfonso López Michelsen, quien por esa época enfrentaba a numerosos paros cívicos y protestas.
  
Los empeños de la familia de esta militante del ELN lograron un fallido proceso en la jurisdicción militar. Dos de los implicados en la desaparición, el comandante del departamento de Policía del Atlántico (teniente coronel Ramírez Gómez) y el capitán Álvaro Blanco Noriega fungían como juez de primera instancia y como fiscal militar, respectivamente. La investigación interna de la Policía Nacional concluyó el 4 de noviembre de 1982 y la Procuraduría Delegada para la Policía Nacional concluyó que “la señorita Omaira Montoya Henao sí fue capturada por unidades de la Policía Nacional el 9 de septiembre de 1977 y no se volvió a tener noticia de ella, o sea que desapareció desde esa fecha” esta conclusión involucra la responsabilidad de la policia y las unidades militares que participaron en la captura de Omaira y Mauricio. Aunque se recomendaron algunas destituciones, todo quedó en una sanción de 15 días de salario para el teniente García Osorio. Respecto del teniente coronel Ramírez Gómez, la Procuraduría Delegada declaró prescrita la acción disciplinaria. Igual decisión tomó respecto del subteniente Castañeda Vargas.

La historia judicial del caso de Omaira también desaparece. El 29 de noviembre de 1988, la Dirección Nacional de Instrucción Criminal le solicitó a la Seccional de Instrucción Criminal Atlántico estudiar la posibilidad de “reabrir la investigación penal”. “El 10 de enero de 1989, mediante la Resolución 0010, la Directora Seccional de Instrucción Criminal Atlántico designó al Juez 16 de Instrucción Criminal Ambulante de Barranquilla para que reabriera el caso de Omaira Montoya Henao. Hasta la fecha no se conoce de ningún resultado de esta investigación”, se concluye Huellas y rostros de la desaparición forzada.

En septiembre 1985, la revista Semana entrevistaba al general Nelson Mejía Henao, procurador delegado para las Fuerzas Militares, quien cargado de cinismo aseguraba: “Estamos en una guerra sucia desde hace treinta y cinco años, y hay gente mala, porque éste no es un país de ángeles. Pero estén seguros de que la institución militar no tapa ni esconde abusos o extralimitaciones: si lo hiciera, se acabaría. Cometemos errores, es indudable, pero somos implacables con los culpables: los castigamos”. Ningún castigo en el caso de Omaira, como en tantos otros.

La impunidad ha caminado pareja a la desaparición en Colombia. El último informe del CNMH, Hasta encontrarlos, cifra en, al menos, 2.368 casos de desaparición forzada los relacionados directamente con agentes del Estado en aquellos pocos casos en los que hay un supuesto perpetrador. Otros 222 casos tienen que ver con acciones conjuntas entre paramilitares y agentes del Estado.

Los investigadores aseguran que de esas “2.331 desapariciones forzadas atribuidas a agentes de Estado, 1.472 corresponden a miembros del Ejército Nacional, 653 a miembros de la Policía Nacional, 55 a agentes del DAS, 25 a miembros de la Armada Nacional, 7 a miembros de la Fuerza Aérea, entre otros”. (Notas Tomadas de Colombia Plural)

Es de esperarse que la comisión creada en el marco del acuerdo de paz para la búsqueda de personas detenidas-desaparecidas, comience a dar resultados y las familias de estas personas las encuentren y puedan descansar de la zozobra que significa para ellas este atroz crimen. 

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