jueves, 19 de mayo de 2016

Un punto previo-HUMANITARIO- en proceso de conversaciones Gobierno- ELN

CARLOS MEDINAGALLEGO
Docente – Investigador
Universidad Nacional de Colombia

El proceso de conversaciones entre el Gobierno Nacional y el ELN a pesar de contar con una agenda de conversaciones que se tomó casi tres años de elaboraciones, antes de darse a conocer  el pasado 30 de marzo, en un muy complejo y conflictivo ciclo exploratorio, aun no comienza a andar.

Era de suponer que todos los obstáculos que existieran para poner a andar ese proceso debían ser SUPERADOS durante el ciclo exploratorio y que a partir del anuncio y presentación de la agenda lo que quedaba, era ponerse a conversar en la mesa publica de cara al país y con la participación de la sociedad que es, para algunos analistas, el componente más significativo de estos diálogos y,  para lo cual,  sectores de la sociedad en general y de las comunidades en específico se vienen preparando, haciendo un amplísimo despliegue de trabajo e imaginación con el propósito de aportar metodológica y temáticamente a esos diálogos.

Las iniciativas de Mesa Social por la Paz, Congreso de los Pueblos, Marcha Patriótica, Paz Completa, la Mesa Ecuménica por la Paz, las Iglesias, las Organizaciones No Gubernamentales de Derechos Humanos, las organizaciones sociales, sindicales y comunitarias, los grupos juveniles y estudiantiles, grupos ambientales, el Coordinador Nacional Agrario  y,  en fin,  una gran cantidad de expresiones organizadas de la sociedad, han puesto su atención en ayudar a sacar adelante este proceso y están esperando que el mismo comience a andar para sumarse al trabajo propuesto en la agenda.

Sin embargo, cuando todo debía estarse desarrollando,  el Gobierno Nacional, a través del Presidente de la República y de sus más altos funcionarios de gobierno, coloca en la puerta de entrada a la mesa publica el condicionamiento de la liberación de todos los secuestrados por parte del ELN, lo que genera una reacción de la organización frente a este condicionamiento, que vuelve a detener la marcha de este proceso de conversaciones.

Comencemos por señalar que ambas partes tienen la razón de sus reclamos, pero que son razones distintas que deben ser tratadas en los espacios que se corresponden.

Digamos que es cierto que existe sobre el gobierno una presión mayor de la sociedad y en particular de la oposición sobre el secuestro y, que esta es una práctica que no tiene en términos del respeto por la condición y la libertad humana ninguna justificación y, que no existe ante la comunidad y la sociedad global, ningún argumento político que pueda sustentarla, como practica económica ni como práctica política, así este unida a argumentos como el castigo a la corrupción de los gobernantes o a las necesidades de financiación de la guerra. 

Ningún humanista que se haya fijado, como propósito revolucionario, la salvaguarda de la condición humana en términos del ejercicio de la libertad, la justicia y la democracia, puede justificar, de ninguna manera, la práctica del secuestro porque en ella se destruye la esencia de la condición humana que es la libertad. Sin embargo, lo cierto es que el secuestro es una realidad del conflicto armado que hay que superar con la mayor brevedad en términos humanitarios.

También debemos aceptar que ese punto no fue tratado en los diálogos exploratorios como condición para el inicio de la fase publica, no sé por qué razones,  y que se decidió,  igualmente, negociar en medio del conflicto y, que esa práctica,  hace parte del conflicto por solucionar. El ELN tiene razón en el sentido que hay que dar cumplimiento a lo acordado en la mesa exploratoria en materia de agenda y que es allí donde se debe tratar ese punto. Tiene razón también en el sentido que no se deben colocar condicionamientos, sino poner en marcha los diálogos en la fase correspondiente conforme a lo acordado.

Es decir, ambas partes tienen razón, pero desde preocupaciones y necesidades distintas. Una posibilidad que surge de las tensiones que se vienen presentando, pero además, de las necesidades de la agenda,  está en poder sentarse a la mesa, con un punto previo que resuelva las inquietudes humanitarias de las partes y ambiente frente a la nación y a la opinión publica una mejor atmósfera que permita que los diálogos encuentren mayor apoyo y sintonía en la sociedad en general.

Si el gobierno insiste en no comenzar los diálogos hasta que se liberen los secuestrados y el ELN en que empiecen los diálogos y esa práctica se trate en el punto que le corresponde-fin del conflicto- los diálogos no van a empezar nunca. Si una y otra parte ceden en términos de las necesidades del proceso, es posible avanzar. ¿Qué significa ceder de ambas partes?...

Primero. Que Gobierno y ELN acuerden sentarse a la mesa inmediatamente en torno a un punto previo, de carácter humanitario, que posibilite desescalar el conflicto y ambientar las conversaciones en un ámbito de compromisos humanitarios y de seguridad.

Segundo. Que en ese punto previo se toque el tema del secuestro y se llegue a un acuerdo al respecto. Ojala la liberación de los secuestrados. Interés del gobierno.

Tercero. Que se acuerde un proceso de tratamiento especial y humanitario a los presos políticos, atención en salud y respeto por sus derechos.  Se establezca una ruta de seguridad para detener el asesinato de líderes sociales y políticos, y de ambientación de la convivencia y la seguridad en los territorios donde puedan desarrollarse los procesos regionales de conversaciones y diálogos de paz, propuestos en la agenda acordada,  para garantizar la seguridad de las poblaciones  en los mismos y crear ambientes de diálogos de paz. Recordemos que el proceso de conversaciones del Gobierno de la Seguridad Democrática con el ELN, nunca se pudo establecer una zona conversaciones porque fuerzas paramilitares y poblaciones presionadas se opusieron (Sur de Bolívar). Este punto es de interés del ELN y la sociedad Civil.

Si estos aspectos,  que son pertinentes al proceso mismo se posibilitan, seguramente los diálogos Gobierno-ELN comienzan a funcionar en el marco de mayores apoyos y legitimidades sociales. El punto previo HUMANITARIO, ayuda a construir confianzas y seguridades en el proceso.  

Es equivocado pensar que los diálogos Gobierno-ELN, van retrasados con relación al proceso que el gobierno lleva con las FARC, o con los tiempos del Gobierno Santos. El tiempo de la paz no se mide en los relojes comunes, sino en el de las voluntades políticas para ponerse de acuerdo.

       



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