martes, 26 de agosto de 2025

 




EL ASCENSO DEL FRENTE AMPLIO EN EL URUGUAY: 
Ruptura histórica con los partidos tradicionales

Durante buena parte del siglo XX y hasta inicios del siglo XXI, la política uruguaya estuvo dominada por dos fuerzas históricas: el Partido Colorado y el Partido Nacional. Sin embargo, tras la dictadura (1973–1985), la población comenzó a buscar nuevas opciones que respondieran de manera más activa a demandas sociales emergentes.

El Frente Amplio (FA) surgió en 1971 como una coalición de partidos de izquierda y centroizquierda (Socialistas, Comunistas, Demócrata Cristiano, MPP, entre otros) con fuerte apoyo sindical mediante el PIT-CNT  . En 2004, logró triunfar por primera vez cuando Tabaré Vázquez derrotó a los partidos tradicionales en la elección presidencial, poniendo fin a más de 170 años de bipartidismo continuo  . Se trató de una victoria histórica, producto del desgaste político, social y económico tras la dictadura, y del creciente descontento ciudadano.

Este triunfo supuso un avance político democrático sin precedentes. Gracias a ese proceso, se puso en marcha una nueva lógica de alternancia democrática, demostrando que Uruguay podía sostener giros políticos profundos sin rupturas.

1.  OBSTÁCULOS DE LAS FUERZAS TRADICIONALES Y SU REACCIÓN

Los gobiernos tradicionales no se resignaron a asumir el nuevo rol de oposición. Durante la primera gestión de Tabaré Vázquez (2005‑2010), el Colorado y el Nacional intentaron obstruir iniciativas del FA, utilizando su influencia en el Parlamento. Sin embargo, la solidez del Frente Amplio, su internalización de la praxis democrática y alianzas con sectores sociales y sindicales les permitieron superar esos embates  .

El Partido Colorado reaccionó recurriendo a una alianza informal con el Nacional durante los primeros años. Con el tiempo, internamente se orientó hacia una estrategia de crítica institucional, especialmente tras los gobiernos Vázquez y Mujica, ante medidas consideradas extensivas del Estado, aunque sin proponer un bloqueo sistemático en el Parlamento.

Por su parte, el Partido Nacional asimiló gran parte del discurso progresista, impulsando reformas económicas (como la flexibilización del Mercosur en la gestión Lacalle Pou) para diferenciarse del FA, aunque continuó sin cuestionar algunas conquistas sociales fundamentales  .

2.  LOGROS Y CONQUISTAS SOCIALES 

2.1 Primera etapa: Tabaré Vázquez (2005‑2010)

Tabaré Vázquez enfocó su gobierno en derechos sociales y justicia económica. Impulsó:
Reforma educativa, con la Ley General de Educación (2008), Plan Ceibal y creación del INEB  .
Salud pública universal, fortalecimiento de ASSE y FONASA.
Avances en investigaciones por crímenes de lesa humanidad tras la dictadura  .

2.2 Segundo gobierno: José Mujica (2010‑2015)

La presidencia de Mujica profundizó la agenda social:
Legalización del aborto, matrimonio igualitario (2013) y regulación del cannabis  .
Creación de la Universidad Tecnológica (UTEC) (2012).
Impulso a los Consejos de Salarios.
En materia reproductiva, bajó la mortalidad materna e infantil  .

2.3 Continuación-reacción: segundo mandato de Vázquez (2015‑2020)

Este ciclo cerró la hegemonía progresista con importantes reformas:
Constitución de la Fiscalía General independiente (2015)  .
Ley de agroecología (2018), reforzando producción sostenible  .
Reconocimiento del derecho a emergencias médicas en todo el territorio (rendi­ción de cuentas 2017)  .

3. IMPACTO REAL : indicadores sociales y económicos

Durante los 15 años de gobiernos progresistas (2005‑2020):

El salario real creció un 61 % y la economía mantuvo crecimiento continuo  .
La pobreza se redujo de cerca del 40 % en 2004 a 8‑9 % en 2018  .
Uruguay se convirtió en el país más igualitario de América Latina, según indicadores de CEPAL  .
La canasta salarial rural, derechos laborales, licencias parentales y cuidados integrales a personas dependientes se convirtieron en conquistas concretas  .

4. RELACIONES INTERNACIONALES Y SOBERANÍA ECONÓMICA

El FA mantuvo una política exterior basada en el multilateralismo y la defensa de la soberanía nacional:

Uruguay retomó su perfil activo en organismos multilaterales, enfocándose en Mercosur, CELAC y ONU, con un énfasis en mediación de conflictos, cooperación Sur–Sur, integración regional, incluso bajo gobiernos de distinto signo en la región  .

Se avanzó en tratados: Mercosur‑UE (finalizados en transición Lacalle Pou‑Orsi), negociaciones con EFTA, acceso a BRICS, invitación al G20  .

Uruguay mantuvo la neutralidad valorativa, evitando alineamientos ideológicos (oposición al genocidio, equilibrio en Gaza, etc.)  .

Sobre soberanía económica, la siempre presente atención a la carne, la soja y la lechería demandó diversificación exportadora que fructificó con nuevos mercados internacionales, pero el país confirma hasta hoy su dependencia de exportaciones primarias.

5. LIMITACIONES Y DESAFÍOS DE LOS GOBIERNOS PROGRESISTAS 

A pesar de los éxitos, los gobiernos del FA enfrentaron límites y críticas:

Brecha educativa persistente: aunque avanzaron con la LGE, quedaron pendientes reformas profundas en educación media y modernización docente  .

Déficit fiscal creciente: altos subsidios y gasto social tensionaron las cuentas públicas, lo que obligó a recortes y ajustes.

Problemas de seguridad: el crecimiento de la delincuencia, narcotráfico e inseguridad urbana motivó críticas sobre la capacidad del Estado para garantizar orden.

Pobreza infantil: se redujo la pobreza general, pero los niveles de pobreza infantil siguieron siendo altos, especialmente en áreas urbanas periféricas  .

Restricciones parlamentarias: la mayoría de partidos tradicionales siempre estuvo presente, impidiendo la aprobación de reformas sin consenso transversal.

Tensiones entre continuidad y cambio: al interior del FA surgieron disputas entre sectores moderados y más radicales sobre el alcance de las transformaciones económicas y sociales.

6. EL LENTE EXTERNO: llegada de la centroderecha y retorno del centroizquierda

Tras el ciclo FA (2005‑2020), Uruguay optó por Luis Lacalle Pou (Partido Nacional) en 2019. Su gestión buscó:

  • Reformas moderadas en seguros sociales y educación.
  • Políticas de apertura económica, diversificación de exportaciones fuera del Mercosur  .
  • Mantenimiento de los logros sociales del FA.

Sin embargo, la gestión enfrentó críticas por desigualdades persistentes, problemas de seguridad y resistencia a cambiar modelo productivo.

En noviembre de 2024, Yamandú Orsi, respaldado por Mujica, retoma el poder para el FA con 49,8 % en segunda vuelta, derrotando a Álvaro Delgado (PN)  . Su victoria se atribuye al contacto directo con votantes, la honestidad percibida, y el rechazo ciudadano a la desigualdad y escándalos del gobierno nacional  .

7. EL GOBIERNO DE YAMANDÚ ORSI 

Asumido el 1 de marzo de 2025, Orsi despliega una agenda centrada en continuidad institucional y reformas progresistas mesuradas:

7.1 Política interna

Priorización de presupuesto quinquenal en agosto de 2025, con necesidad de negociación parlamentaria en un escenario sin mayoría propia  .

Enfoque pragmático en seguridad, pobreza infantil y costos de vida, sin medidas radicales de reforma  .

Dialogo con actores sociales y culturales, recuperación institucional de confianza política  .

7.2 Política exterior

Orsi y el canciller Lubetkin aplican una política exterior basada en:

Multilateralismo democrático y neutral, participando activamente en Mercosur, CELAC, ONU, BRICS y G20  .

Relaciones equilibradas con EE.UU. y China, renegociando APPI con Canadá, TLC Japón-EFTA  .

Defensa de la soberanía nacional, sin alineamientos ideológicos segmentados, con énfasis en soluciones pacíficas e inclusión de actores regionales  .

Gestión de conflictos globales: Gaza (mano equidistante), Venezuela (no reconocimiento de autoridades rivales), DDR en Congo  .

8. RETOS Y DESAFIOS DEL GOBIERNO ACTUAL

1. Aprobar el presupuesto y garantizar la sostenibilidad fiscal Orsi debe negociar su primer presupuesto en agosto 2025 sin mayoría consolidada. Equilibrar inversión social con disciplina financiera es crucial  .

2. Seguridad y crimen organizado
El crecimiento de la delincuencia y narcotráfico urge respuestas efectivas. La coexistencia democrática exige respaldo ciudadano y medios para restaurar el orden.

3. Pobreza infantil y desigualdad
La pobreza infantil supera el 30% en menores de seis años, una bomba de tiempo para la cohesión social  . Orsi puede combinar transferencia directa y expansión de servicios públicos.

4. Reforma educativa profunda
Superar estancamientos en educación media, fortalecer formación docente y modernizar contenidos son indispensables para cerrar brechas generacionales.

5. Transición productiva sostenible
Pasar de modelo cazador‑recolector exportador a producción con valor agregado requiere incentivos a PYMES, ciencia & tecnología (inversión al 1% PIB) y diversificación energética  .

6. Soberanía económica y diversificación de mercados
Orsi deberá concretar acuerdos internacionales con EUA, China, Canadá y EFTA sin depender exclusivamente de la carne. Inversiones tecnológicas son clave.

7. Balance internacional sin riesgos
Su política exterior debe proteger la soberanía nacional y evitar choques ideológicos. La invitación a participar en G20 y BRICS es una oportunidad diplomática.

8. Unidad interna del FA
Gestionar tensiones entre sectores moderados y progresistas. Consolidar mayorías políticas requiere un estilo dialogante, pragmático y sin rupturas institucionales  .

9. IDEAS FUERZA DE CIERRE 

Los gobiernos progresistas del Frente Amplio marcaron un hito en Uruguay: rompieron el bipartidismo, avanzaron en derechos reproductivos, sociales y ambientales, redujeron la pobreza y proyectaron una política exterior autónoma y multilateral. No obstante, esas mismas etapas evidenciaron límites: educativos, fiscales, de seguridad y dependencia económica de la exportación primaria.

Hoy, bajo Yamandú Orsi, el FA busca retomar esa senda progresista sin repetir viejos errores. El gran desafío es hacerlo en un escenario político plural, con urgencias sociales, y en un mundo convulsionado. Su éxito dependerá de su capacidad para articular reformas sociales, sostener estabilidad macroeconómica, fortalecer la democracia y construir consensos internos y externos.

Uruguay está, una vez más, ante la oportunidad de consolidar su modelo democrático-económico avanzado, pero ello exigirá inteligencia política, pragmatismo y la voluntad genuina de transformar las conquistas sociales en derechos efectivos para todos sus habitantes.

CARLOS MEDINA GALLEGO 
Historiador - Analista Político

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