miércoles, 18 de noviembre de 2015

Los diálogos con el ELN, se fueron para el 2016…

CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente – Investigador
Centro de Pensamiento y Seguimiento a los Diálogos de Paz
Universidad Nacional de Colombia

No obstante los avances alcanzados entre la delegación del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y la delegación de paz del ELN, en relación con un acuerdo de paz y de una agenda de conversaciones en la fase exploratoria que precede la mesa pública, el país no escuchara este año ese anuncio. Esa mesa de conversaciones se fue para el 2016. Las partes han hecho pública y reiterada manifestación de la voluntad para iniciar un proceso de conversaciones de paz, pero,  todo parece indicar,  que aun no están dadas las condiciones para que se de inicio a ese proceso.

 El presidente Juan Manuel Santos, es el más interesado en sacar adelante una mesa de conversaciones, con esta organización en la medida en que es consciente que sin el ELN, no solo la paz es incompleta, sino que la guerra continuaría, con todo lo que ello implica en costos económicos, políticos y sociales para el país. El ELN, ha declarado a través de Pablo Beltrán, miembro de la delegación de paz de esta organización, en mensaje a la II ASAMBLEA NACIONAL POR LA PAZ, convocada por la Unión Sindical Obrera, La Universidad Nacional de Colombia y el Ministerio del Trabajo y Seguridad Social,  que tienen toda la voluntad para marchar en un proceso de paz que comprometa la participación de la sociedad civil y que entienden que este es el momento histórico de la paz. No obstante, esas manifestaciones de voluntad aun no logran encontrar el camino que los conduce a una mesa pública.

El gobierno tiene serias dudas de la unidad interna del ELN y considera que el sector económica y militarmente más fuerte y más radical se está consumiendo el conjunto de la organización influyendo en estructuras debilitadas, las que apoya y recompone a su favor transformando la correlación de fuerzas en materia de los poderes de conducción interna. Señala que no fueron mayores los avances del Quinto Congreso y que no han tomado de manera clara y definitiva la decisión de irse de la guerra y, que así como existen dirigentes del COCE convencidos de la necesidad de marchar hacia la paz, existen otros que ven en los diálogos un escenario de legitimación del discurso insurgente. Igualmente el gobierno lee dinámicas de grupos de interés que le impiden avanzar a la organización en la toma de decisiones, a lo que se suma una especie de deuda solidaria con el gobierno venezolano, al cual el ELN buscaría darle el mayor protagonismo posible en los diálogos, en un momento en que la situación interna venezolana y las tensiones de fronteras dificultan decisiones del gobierno en ese sentido.  

No obstante, estos elementos de percepción, existe la orden presidencial de mantener la dinámica de los diálogos exploratorios y de hacer lo que se requiera en el marco de las posibilidades existentes y con el mayor realismo, para llegar a una mesa pública y dar curso a la discusión de la agenda acordada.

Por su parte, el ELN no ve suficiente voluntad del gobierno para emprender cambios democráticos que favorezcan a la población, amplíen la democracia y posibiliten el desarrollo de los conflictos en un contexto de seguridades que no conduzcan ni a la judicialización, ni a la criminalización. Perciben al gobierno buscando desarmar a la insurgencia para ofertar con mayor seguridad a los inversionistas extranjeros los recursos naturales en el marco de economías extractivas arrasadoras de territorios y de poblaciones. Tienen grandes prevenciones sobre la voluntad real de las elites económicas y políticas de comprometerse y de cumplir con los acuerdos a que se llegue con la insurgencia y la sociedad civil, y no ven que pese a los acuerdos que se han alcanzado en la Habana con las FARC, el gobierno este ajustando la fase de transición que conduce a la implementación de los mismos, sino, por el contrario, lo ven gobernar y legislar en contravía. En síntesis, todavía no se ha construido la confianza suficiente como para involucrarse a fondo en un proceso de paz.

Pero igual que el gobierno, el ELN tiene como orientación persistir en la búsqueda de la salida política al conflicto armado, buscando en lo esencial, en sus palabras, una paz con justicia social, democracia y soberanía.

Estoy convencido que en ese proceso se ha avanzado, que se reconoce al ELN como una organización diferente, que se le toma en serio y que seguramente tendrá una mesa y agenda propia cuando así lo determinen las circunstancias, ojala más pronto que lejos. Ya nos hemos convencido todos aquellos que le trabajamos 24 horas a la paz que no va a ser este año y que seguramente, no será antes de febrero, porque ni el momento es el propicio, ni las condiciones están dadas.

No deja de preocupar el tiempo, si el proceso de paz con las FARC avanza y se firma un acuerdo para someter a refrendación - que con toda seguridad no será el 23 de Marzo-,  el proceso del ELN estaría comenzando en el cierre de las conversaciones con las FARC y, quiérase o no,  algunos de los temas de agenda con el ELN, tienen que coincidir con los de la Habana, porque son dos mesas distintas, pero es una sola paz y es un solo país. Los temas de justicia, victimas y democracia seguramente tendrán similitudes. El proceso de refrendación no tendría un mecanismo distinto, entre otros temas de interés común.  

La llegada del ELN al proceso de paz, puede producirse como un factor renovador y dinamizador de las dinámicas de acuerdo de finalización del conflicto, sin que por ello pierda su especificidad.

Por ahora me permito informar a la opinión pública que el proceso con el ELN se va para el 2016…, al no ser, que al Gobierno Nacional y al ELN, les dé por llevarme la contraía… lo que el país agradecería.

Bogotá, 19 de Noviembre de 2015 

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