Reformas al Sistema Electoral Colombiano y ampliación
de la democracia política
CARLOS
MEDINA GALLEGO
Docente Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento al
Proceso de Paz (CPSPP)
El
Ministerio del Interior, conjuntamente, con el Instituto Holandés para la Democracia
Multipartidaria y el Centro Carter, en el marco de los Diálogos Políticos para la Apertura Democrática – EN LA RUTA DE LA PAZ, el pasado 24 y 25
de Marzo, en la ciudad de Cartagena, invitaron a las instituciones que tienen que
ver con el sistema electoral (Partidos, Movimientos Sociales, Consejo Nacional
Electoral, Registraduría del Estado Civil, Consejo de Estado, Procuraduría y Contraloría
General de la Nación, presidentes de Senado y Cámara, Academia, entre otros
invitados nacionales y extranjeros) a un taller de trabajo en el que la Misión
Electoral Especial (MEE), da a conocer y coloca ante la opinión pública, un
avance de los resultados del trabajo encomendado por el Acuerdo del Colón en el punto de participación política, dirigido a
ajustar y reformar el Sistema Electoral
Colombiano en el camino de hacerlo más eficiente y transparente.
El
taller resulto altamente “positivo”, en la medida en que pudieron expresarse
con especial responsabilidad todos los sectores incluyendo al Centro
Democrático, que una vez más, puso de presente su autismo para escuchar a otros
sectores y ver reflejadas sus propuestas en las formulaciones de la MEE. El diálogo
pluralista y amplio resulto ser un buen indicador de las posibilidades y
alcances reales que puede tener una propuesta de reforma al sistema electoral
en un momento como el actual de implementación de acuerdos de paz y a portas de
un proceso electoral.
Al
menos se pudieron detectar tres tendencias en materia de intención de apoyo de
cambios al sistema electoral.
Una
primera tendencia, con gran fuerza, que piensa que los ajustes hay que hacerlos en
tres sentidos y en perspectiva de que los mismos puedan ponerse en marcha en
las elecciones que se avecinan:
Primero, persistir en el fortalecimiento de la institución partidaria creando las condiciones del orden constitucional para facilitar los procesos, lo que demanda regular la democracia interna de los partidos, de tal manera, que todas las expresiones que se den a su interior cuenten con las mismas oportunidades y garantías para la definición de sus liderazgos y de la conducción misma de la institución partidaria.
Segundo, el establecimiento de las listas cerradas como criterio esencial para mantener la unidad del partido y los propósitos colectivos, por encima de los intereses electorales y clientelistas particulares de sus miembros y sus dirigentes y,
Tercero, la financiación pública de las campañas y de la vida de los partidos, conforme a unos criterios de equidad que permita el funcionamiento adecuado de cada partido desde sus propias necesidades y expectativas de crecimiento.
Primero, persistir en el fortalecimiento de la institución partidaria creando las condiciones del orden constitucional para facilitar los procesos, lo que demanda regular la democracia interna de los partidos, de tal manera, que todas las expresiones que se den a su interior cuenten con las mismas oportunidades y garantías para la definición de sus liderazgos y de la conducción misma de la institución partidaria.
Segundo, el establecimiento de las listas cerradas como criterio esencial para mantener la unidad del partido y los propósitos colectivos, por encima de los intereses electorales y clientelistas particulares de sus miembros y sus dirigentes y,
Tercero, la financiación pública de las campañas y de la vida de los partidos, conforme a unos criterios de equidad que permita el funcionamiento adecuado de cada partido desde sus propias necesidades y expectativas de crecimiento.
Una
segunda tendencia, que centra su atención en el tema de las coaliciones, lo que en alguna medida implica trabajar sobre el
criterio de listas abiertas y voto
preferente, que centra su preocupación en la necesidad de disminuir los umbrales, darles mayor
participación a los representantes de los territorios
y a los sectores étnicos y sociales
y, que está de manera clara en sintonía con la financiación pública de los
partidos. Esta tendencia en lo esencial está representada por las pequeñas y
medianas organizaciones partidarias que sienten que el sistema está hecho para
que prevalezcan los grandes partidos contra las minorías políticas.
Una
tercera tendencia, que está dividida en dos enfoques frente a un mismo
problema, la arquitectura institucional
del sistema electoral. El primer enfoque, considera que no es necesario hacer cambios estructurales
a las instituciones electorales, que lo que se trata es de hacer reformas que
las haga más eficientes y que defina con claridad los roles de cada una de las
instituciones detallando con suficiencia los relacionamientos institucionales.
Cada una de las instituciones que están involucradas en los
procesos electorales defiende su gestión y reclama, pequeños e insignificantes
ajustes, sin embargo, algunos consideran que de lo que menos se trata, en este momento, es de maquillar unas instituciones desgastadas
por todos los vicios de una democracia
enferma de exclusión, clientelismo y
corrupción.
El
segundo enfoque, considera que la reforma al sistema político pasa por cambios
estructurales al régimen de partidos,
a los sistemas de participación ciudadana,
al sistema electoral y la expedición
de un estatuto de oposición que
ofrezca garantías y mejore la democracia colombiana haciéndola más amplia,
profunda e incluyente. Que la reforma debe tomar en consideración una nueva estructura institucional que transforme
el funcionamiento integral del sistema, cree rigurosos y eficientes mecanismos
de control y, juiciosos e independientes
tribunales electorales. Considera que los funcionarios de las instituciones del
sistema electoral deben trabajar con independencia de los partidos y con
autonomía para definir sus propios procesos en el camino de generar un modelo
de democracias incluyente, eficiente y transparente. Algunos, son partidarios
de la creación del poder electoral,
como un cuarto poder, que surge de la
necesidad de dotar a la institucionalidad de todas las seguridades y
posibilidades para actuar con eficiencia en favorecimiento de los derechos políticos de la ciudadanía.
En el taller también
tuvo lugar en la discusión temas como el voto
obligatorio, lo que lo convertiría de un derecho en una obligación
ciudadana, sin que exista la certeza que esa propuesta realmente fortalezca la
democracia o al contrario, la mercantilice. La propuesta se formula para que el
voto obligatorio sea implementado en los dos períodos electorales siguientes,
pero como es costumbre en nuestro país lo que se crea para un período de tiempo
determinado a la postre se establece de manera permanente. Igualmente, se habló
de la participación de la mujer, la ley
de cuotas,
reclamando mayor igualdad y equidad en la vida partidaria y en las listas
electorales. Los jóvenes tuvieron en el taller un interesante desempeño
reclamando mayor participación en las instituciones de elección popular y la
disminución de la edad para poder hacer parte de algunas de esas
instituciones.
Fue ninguna la discusión en términos de propuestas para la
construcción de la democracia municipal y departamental, las Asambleas y los
Concejos no fueron tocados en esta discusión, lo que resulta a todas luces
lamentable, porque si ha de comenzar a cambiar el funcionamiento de la
democracia debe hacerse desde la unidad básica de la construcción institucional
y administrativa del Estado, que resulta ser el municipio.
Me dio la impresión que se piensa que se amplia y profundiza
la democracia si aumentan las curules y eso es muy relativo y costoso. Se
amplia y profundiza la democracia si el sistema de representación es más
incluyente, si se toman en consideración sectores tradicionalmente excluidos y si
se posibilita la participación ciudadana en el desarrollo de la administración
y gestión pública. Si se forman comunidades participativas con capacidad de
decisión y gestión de los asuntos
públicos.
Muchos otros problemas se trataron en el taller de Cartagena
con la MEE: el acceso, la utilización y
financiación de los medios de comunicación, el voto electrónico, la
representación territorial, la corrupción y los delitos electorales, los
riesgos de la financiación “privada” de convertir el sistema político en una
“democracia de contratistas”, las dificultades reales para establecer controles
a los ingresos de dineros privados e ilegales a las campañas, la
responsabilidad los partidos frente a los avales de sus candidatos…
La
MEE es una oportunidad para poder avanzar en las reformas necesarias y pertinentes
con los consensos necesarios y las urgencias históricas que tiene el sistema
electoral de transformarse. Las
reformas al sistema electoral, quedo claro en el taller, deben surgir de la necesidad existente, el consenso
político y el Acuerdo de Paz. Muy difícil modificar cualquier regla de juego
a pocos meses de un proceso electoral. Sin embargo, es necesario hacer
propuestas sobre cambios posibles que cuentan con consenso, estableciendo el
punto medio de las reformas que hay que hacer en el tiempo que se tiene y dejar
una hoja de ruta que vaya madurando en el inmediato futuro las lógicas de los
cambios urgentes, necesarios y estructurales.
Un
reto mayor tiene la Misión Electoral Especial, para fijar esa hoja de ruta; sin
embargo, puede hacerlo con toda libertad y autonomía, porque no es la Misión,
la que tramita las reformas, establece los consensos y asume las
responsabilidades, sino, el Congreso de la República. Las propuestas deben
formularse de tal manera que cada uno de los miembros sienta la tranquilidad de
haberle cumplido al país con lo que era históricamente necesario.
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