Una pedagogía de la Ternura
CARLOS
MEDINA GALLEGO
Docente-Investigador
Universidad Nacional de Colombia
NOTAS PARA UN CONVERSATORIO
1.
En el campo de la
educación como un acto de amor he prestado especial atención a la forma en que
se construye la educación desde una pedagogía de la ternura. La ternura es un
estado espiritual que se comporta como una fuerza mágica, capaz de generar
grandes transformaciones y sacrificios; es una sustancia invisible que unifica
espíritus y esfuerzos, que genera entusiasmos individuales y colectivos,
alimentando de vitalidad procesos de engrandecimiento humano.
2.
La ternura como
sentimiento convoca lo colectivo, la búsqueda del bienestar común, la
preocupación por el otro y por sí mismo, reconoce las virtudes y las
dificultades, las potencialidades y las carencias, identifica las más sutiles
diferencias y las respeta; la ternura es la expresión sentida del afecto en una
época de crisis de valores en la que la misma vida está en juego.
3.
La ternura es un
diálogo poético de seres que se atraen y se quieren, que se reconocen como
iguales y buscan reconciliarse con la vida en lo fundamental y lo superfluo, es
por tanto un abrazo amoroso y una caricia placentera, la mirada cómplice y el
beso necesario, un sencillo apretón de manos que nos informa que el otro está
presente y que se puede contar con él.
4.
La ternura es un
encuentro de silencios, de reconocimientos y valoraciones, de unificación de
criterios, de consensos y acuerdos, de dialécticas diferencias, de tolerancias
y disculpas fraternas y sinceras, de comprensiones, compromisos y esfuerzos.
5.
La ternura es el
sentimiento hecho herramienta de trabajo en el modelado de la condición humana,
es la arquitecta de la vida elaborando planos para la construcción de un
hábitat de afectos en que una atmósfera de valores positivos nutra el alma
sencilla que poseen quienes aspiran a la grandeza. La ternura es el arma
espiritual con la que combatimos odios y rencores, egoísmos y envidias,
autoritarios y déspotas, mediocres y pusilánimes, deshonestos y bárbaros.
6.
La ternura es
reconocimiento de diferencias, capacidad para comprender y tolerar, para
dialogar y llegar a acuerdos, para construir colectivamente aprendiendo de los
que “no saben”, para soñar y reír, para enfrentar la adversidad y aprender de
las derrotas y de los fracasos, tanto como de los aciertos y de los éxitos.
7.
La ternura es
encariñamiento con lo que hacemos y lo que somos, es deseo de transformarnos y
ser cada vez más grandes y mejores. Por esto, ternura también es exigencia,
compromiso, responsabilidad, rigor, cumplimiento, trabajo sistemático,
dedicación y esfuerzo, crítica permanente y fraterna. La ternura no es, no
puede ser, meloceria y condescendencia, complicidad en la degradación, en la
disminución de si mismo, en la deshumanización y la barbarie. No, la ternura es
hedonismo altruista, entrega y dedicación, erotismo y lúdica, creatividad e
imaginación, libertad galopante.
8.
La ternura es la
FIESTA Y EL TRABAJO que llenan el tiempo y el espacio del hombre en su viaje a
través de la cultura, en la construcción de su historia colectiva; es la
comedia que nutre los momentos de alegría y, la tragedia en la que se enfrenta
a sus limitaciones y carencias. La ternura es risa y llanto, ojalá siempre más
risa que llanto, más alegría que tristeza, más éxito que fracaso, más
primaveras que otoños.
9.
En la escuela, en
el movimiento pedagógico, desde hace algunos años venimos hablando de una
PEDAGOGÍA DE LA TERNURA desde una concepción más intuida que real, más soñada
que práctica, por que aún contamos con grandes limitaciones metodológicas para
materializar nuestros sueños. En gran medida eso obedece a que nosotros como
maestros, como personas, tenemos grandes carencias afectivas, padecemos en
hermético silencio nuestras crisis emocionales y sentimos aún la necesidad que
sean los otros los que nos reconozcan como válidos.
10.
Cuando converso
con los maestros, en la intimidad de sus angustias existenciales, siento que
vivimos una soledad colectiva de inmensas proporciones, una falta de afecto
generalizada y, que hemos disminuido de alguna manera el amor que todo ser
humano debe sentir por si mismo y por lo que hace, para poderse brindar con
bondad absoluta a sus semejantes con el convencimiento de no estar perdiendo
nada y estar ganando todo. No obstante, parece como si hubiésemos perdido la
capacidad para arriesgar la aventura de la vida en el fragilísimo barco de
nuestra precaria existencia, timoneando por nosotros mismos, sobre una
cartografía de vida que se configura en nuestras propias urgencias y
necesidades, en nuestros sueños e ideales, en nuestro deseo de ser y existir
conforme a lo soñado y, en nuestro inclaudicable propósito de ser felices.
11.
No es una
tragedia ineludible; reconozco la existencia de cientos de maestros y maestras
de este país, que han colocado al centro de sus preocupaciones educativas y
personales, el afecto como recurso esencial de los procesos de la vida y
aprendizaje y, que se han matriculado ellos mismos en un curso de dignificación
afectiva, desde el que viene aprendiendo de la mano de los niños y las niñas,
de su ancestral sabiduría, el sentido de la vida como experiencia amorosa, que
se crea y se recrea, en el juego, en el placer que este proporciona y en el
axioma incuestionable que la vida, como la letra, con risa y ternura entra.
12.
Yo no se si a
ustedes les guste, como a mí, la palabra alegría; siento por ella un respeto
especial, un especial entusiasmo, y creo que este se remonta a mi infancia. Yo
soy de la generación de la ALEGRÍA DE LEER, esa cartillita que traía en la
portada una escuelita rural alegre, con niños brincones y banderas patrias y de
cuyas páginas interiores poco me acuerdo y a las que seguramente todo lo que se
hoy se lo debo.
13.
Cuando pienso en
la pedagogía de la ternura, en lo que estoy pensando es en la alegría de leer,
de escribir, de sentir, de soñar, de jugar el juego de la comunicación, de las
matemáticas, de las ciencias naturales, de la recreación estética, de la
socialización, de los deportes, de la amistad, del enamoramiento, de los
valores que ennoblecen, el juego de la democracia y el poder, el juego de la
vida.
14.
La escuela no
puede renunciar a la alegría la que está íntimamente ligada al reconocimiento
de nuestros logros y a la gratificación inmensa que nos produce saber que
sabemos. Sabemos sabedores.
15.
Tres temas
centrales urgen desarrollarse en la sociedad actual: La TERNURA como el más
importante alimento del espíritu humano; el MEDIO AMBIENTE como recurso de vida
y bienestar del hombre y, la CONVIVENCIA como el espacio en que reconociendo
que somos diferentes establecemos unas relaciones de respeto y tolerancia y nos
movemos en torno a unas relaciones sociales democráticas que fundamentan en la
búsqueda permanente de la paz.
Doctor:
ResponderEliminarCarlos Medina Gallego
La Escuela Normal Superior MOntes de María contempla dentro de su propuesta de formación: La enseñanza problémica, sus fundamento los hemos tomado de su libro: LA ENSEÑANZA PROBLÉMICA, entre el constructivismo y la educación activa.
Estamos interesados en un conversatorio con usted sobre el tema de forma virtual.
Muchas Gracias
Quedamos atentos a sus posibilidades de tiempo y costo de sus honorarios para estudiar las posibilidades de nuestra Institución.
Atentamente
Dilia Mejía
Coordinadora Académica de la Institución.