Diálogos Gobierno- ELN
En busca de una metodología para la participación de la sociedad
CARLOS
MEDINA GALLEGO
Docente –
Investigador
Universidad
Nacional de Colombia
Centro de
Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz –CPSPP
Con el lema de
DIALOGANDO – ANDO el Jefe de la delegación del Gobierno para los Diálogos con
el ELN, Dr. Juan Camilo Restrepo, conjuntamente con su equipo y el
acompañamiento de la Oficina del Alto Comisionado de Paz ha venido convocando
distintos escenarios de encuentro en el país con las variadas formas organizadas
de la sociedad civil, comunidades, gremios, instituciones y academia, con el
propósito de recoger inquietudes sobre las posibles metodologías de participación que puedan servir para asumir y desarrollar
el punto UNO de la agenda dada a conocer el 16 de Marzo de 2016 y que ahora
cuenta con un escenario más favorable para su desarrollo al haberse declarado
el cese bilateral al fuego después de seis meses de conversaciones públicas.
En que va el proceso…
Las conversaciones
en Quito, conforme lo ha dado a conocer Juan Camilo Restrepo, buscan encontrar
sus propias rutas metodológicas que los diferencien de lo desarrollado en la
Habana y le dé al proceso con el ELN su propia especificidad. Con ese propósito trabajan en dos grandes mesas temáticas en las
que en una se abordan los temas de participación y, en la otra los aspectos humanitarios.
El cese bilateral y
temporal al fuego, es uno de los logros significativos de la mesa humanitaria
con sus respectivos protocolos de seguimiento y verificación; comprometen el
trabajo de las Naciones Unidas y las Diócesis Regionales, de manera directa
y, de manera indirecta y de facto, a las
comunidades, a las organizaciones sociales y a los organismos de derechos
humanos que puedan generar alertas tempranas evitando desafortunados
incidentes. Esto, unido a compromisos humanitarios de las partes en relación
con el secuestro, la infraestructura,
los presos y la seguridad de los líderes del movimiento social y popular,
constituyen una responsabilidad que
puede ayudar a que los temas de la agenda común avancen y, sobre la base de
resultados significativos, se haga
necesaria la prorroga correspondiente al cese bilateral al fuego.
Por su parte, la
mesa de participación ha propuesto a la mesa común que se convoquen cuatro
audiencias, dos presenciales - dos virtuales,
como un prólogo de la participación de la sociedad que tenga como tema
central componentes estrictamente metodológicos
de la participación. Estas audiencias por aspectos operativos y logísticos se
desarrollarían en Colombia a partir del 30 de Octubre y se tomarían las dos
primeras semanas de noviembre.
Sobre la naturaleza y condiciones de la participación
No son todavía
muchas las claridades que existe sobre la naturaleza
de la participación de la sociedad en el desarrollo de los diálogos
Gobierno-ELN, más allá de lo expuesto en el acuerdo en el punto 1 en el que se
afirma que esta será: a) En función de iniciativas y propuestas, que hagan viable la paz en el curso y contexto
de este proceso, b) sobre los temas
de la agenda y como c) un ejercicio
dinámico y activo, incluyente y pluralista que permita construir una visión común de paz que propicie las
transformaciones para la nación y las regiones.
Lo que se deriva de
las anteriores afirmaciones es que la
participación no es de cualquier naturaleza y no se reduce a unas
conversaciones amplias de la sociedad sobre temáticas particulares y simples o
a unos diálogos sin dirección e intranscendentes, si no que están determinados
por una agenda que se fija como propósito el derecho superior a la paz, el que
se concibe en el marco de la construcción de una visión común, mas allá de los contradictorios intereses que se
convoquen, visión que condiciona transformaciones en los órdenes nacional y
regional, sobre los temas que la agenda establezca. La participación se da en
el marco de unos propósitos que definen rutas de construcción de paz en los
ámbitos nacional y regional y que desde luego condicionan la realización de
cambios y transformaciones necesarias, conforme lo señala el punto 3, de la
agenda, en la que se afirma de manera explícita: a) las propuestas transformadoras elaboradas
por la sociedad…, b) programas
transformadores para superar la pobreza, la exclusión social, la corrupción
y la degradación ambiental en búsqueda de la equidad c) Planes alternativos integrales con enfoque territorial, que
constituyan opciones económicas y productivas que beneficien a las comunidades.
Componentes todos que tienen en los imaginarios sociales una particular
significación en términos del protagonismos social y comunitario y, define en
la práctica, el carácter “vinculante” de la participación.
En un primer momento
soy del criterio que del acuerdo se deriva un modelo de participación vinculante
que se depura y adquiere sentido entre las partes, pero que es en la práctica
la participación de la sociedad la que define los contenidos y las rutas de los
acuerdos. Definir hasta dónde va el carácter “vinculante” de la participación
de la sociedad, es otra cosa, que debe ser establecida con claridad por las
partes antes de que esta se haga explicita. De ahí, la importancia de definir la naturaleza y alcances de la
participación, que no es, ni se reduce a un procesos instrumental y
mecánico, sino, que es clara y objetivamente un proceso de definiciones políticas.
Por ahora el
gobierno señala que la participación debe ser clara, plural y heterogénea y que
resulta necesario establecer criterios que generen participación, defina el
propósito de la misma, los ámbitos nacional y regional y, el tiempo necesario
para que el proceso sea representativo y se ajuste a los criterios del primer
punto de la agenda, en consonancia con el segundo y tercer punto en la medida
que estos constituyen una única unidad de sentido.
Inquietudes sociales sobre la participación
Mucho antes que se
diera a conocer la agenda de conversaciones en Caracas, ya sectores importantes
de la sociedad civil y la academia venían trabajando criterios sobre la
participación de la sociedad tomando en consideración distintas motivaciones y
expectativas. En esos ejercicios se fue construyendo un presupuesto de insumos
que resultan de la mayor importancia en este momento en la medida en que
recogen distintas visiones, enfoques y alcances de la participación.
Entre las ideas
fuerza que resultan de la reflexión social la primera es darle a la participación una connotación política determinante que está más allá del
carácter consultivo, en los ámbitos definitorios y constructores de nuevas
realidades sociales que son las que determinan la esencia de los cambios que se
requieren para una paz estable y duradera.
Por esta razón la
pregunta por la naturaleza, el alcance y las perspectivas de la participación
es ineludible, pues la respuesta define lo procedimental y metodológica de la
misma en torno a objetivos y metas, así como a categorías que permiten
convertir las narrativas en unidades de sentido coherente en el marco de los
propósitos y metas que se fije la mesa lo que, inevitablemente, están unidos a
temas y problemas estructurales en lo social, regional-nacional, sectorial,
gremial e institucional, pues hacia allí apuntara la participación de la
sociedad.
Una segunda preocupación que se mueve al
interior de los sectores sociales es la limitada credibilidad que existe en la población sobre el carácter “vinculante”
de los resultados de la participación, y la tendencia a pensar que es un
ejercicio de legitimación de decisiones tomadas de antemano que ningún impacto
van a tener en los territorios y en las necesidades y garantía de derechos de
las poblaciones. A esto se suma el reclamo permanente por garantías para la participación amplia y abierta de las comunidades
cuando esta deriva en compromiso en la defensa de agendas locales y regionales
de paz, frente a los opositores y enemigos de los procesos, y a las prácticas
de incumplimiento del mismo Estado, ampliamente conocidas por las poblaciones
en la historia de sus propias luchas. Garantías que comienzan por la seguridad
física de quienes participan y la responsabilidad institucional de detener la
criminalización sistemática de la movilización social.
Una tercera preocupación que convoca el
interés social se remite a la definición de una
estrategia clara y univoca de comunicación por parte de la mesa, amplificada
por los canales institucionales, acompañada
de una vigorosa e innovadora pedagogía de
paz, que retroalimente y coloque el país en sintonía con este proceso
después del larguísimo desgaste que ha tenido el proceso de paz para llegar al
primer acuerdo.
Un cuarto aspecto a tomar en consideración
es que para algunas expresiones de la sociedad organizada, una de las
diferencias centrales de este proceso, es que en él las poblaciones y los
territorios juegan un papel determinantes y es con ellos y sobre ellos que
deben desarrollarse los ejercicios de la participación la que además conciben
no como un momento, sino, como un proceso. Estos sectores consideran que de esa
dinámica de la territorialización de la participación, las narrativas que se
produzcan allí deben tomar en consideración no solo las agendas locales
existentes, sino, su relación con los que resulten siendo los temas centrales
de las conversaciones de la mesa bilateral.
De esto se deriva el reclamo de que la metodología debe ajustarse a los distintos territorios buscando llenar las expectativas de los diversos intereses que se convocan y que esta debe considerar el tema multisectorial generando la mejor disposición para la participación de sectores tradicionalmente renuentes a asistir a foros o a asambleas populares, pero que debidamente orientados lo harían en espacios claramente delimitados y sobre temáticas de su propio interés en un contexto de construcción de paz.
La participación de empresarios y gremios económicos en general; militares retirados y en servicio; fuerzas, movimientos y partidos políticos; medios de comunicación, opositores y académicos, entre otros sectores, constituyen importantes fuerzas de opinión y decisoras, cuya presencia en los diálogos le dan mayor legitimidad y fortaleza y son parte imprescindible de un autentico dialogo nacional.
Lo anterior convoca
una propuesta metodológica que contempla múltiples entradas, distintos
escenario, diversidad de culturas y prácticas, sincronizadas en torno al
propósito común de una paz que recoge a su interior las contradictorias y
complejas relaciones e intereses que dinamizan el conflicto de manera positiva,
atendiendo todas las voces de manera incluyente.
Desde luego esto no posibilita una metodología aséptica como lo señala el jefe de la delegación del gobierno a los diálogos de Quito, es pluralista y contradictoria, lo que NO resulta "cómodo" para los sectores sociales, las comunidades y los territorios es que la participación no sea vinculante y lo producido allí pase por un proceso de arbitraje y escogencia, delimitada por las definiciones que se haga en la mesa bilateral Gobierno-ELN.
las cartas sobre la mesa...
Para Juan Camilo Restrepo y en general para los miembros de la delegación del gobierno. El punto uno de la agenda tiene dos momentos o fases en materia de la participación:
Primero, definir a través
de la “participación” una propuesta metodológica
sobre lo que debe ser la participación propiamente dicha en el marco del
proceso de conversaciones Gobierno-ELN. Para ello se adelantan en el país 20
reuniones en distintas regiones para hacer consultas
sobre las metodologías y alcances de la participación y, se realizaran las
cuatro audiencias que deben arrojar suficientes insumos para
estructurar la propuesta metodológica que adopte la mesa y su ruta de ejecución.
Segundo. Definida la estrategia metodológica “oficial” poner en marcha el proceso participativo que compromete los puntos dos y tres de la agenda, transformándola en una agenda temática construida socialmente. Para el Jefe de la delegación del gobierno, la participación no da origen a una mesa social con sus propias agendas, escenarios de conversación y consenso, compromisos y acuerdos, sino, que está se da en el marco de los acuerdos con el ELN y de las definiciones de la mesa bilateral.
En concreto hay una
participación metodológica y, una
participación deliberante y propositiva que es la que termina definiendo las
rutas temáticas de las conversaciones bilaterales. El gobierno tiene claro y
así lo hace explicito, que la
participación tiene rango constitucional y
que no es un invento de la mesa ni del acuerdo y, que por lo tanto, la
participación que emana del Acuerdo con el ELN, no es sustituto de los
mecanismos constitucionales de participación los que siguen vigentes.
La delegación del gobierno es del criterio que el proceso de participación concebido como un dialogo multilateral, respetuoso e incluyente, debe tener tres características. 1. Ser útil. 2. Ser ordenado y, 3. Tener un límite en el tiempo. Y, para el gobierno, esa participación debe ocurrir en el primer semestre del año entrante (2018), pues se considera que el cansancio nacional, sobre el tema paz, debe superarse con prácticas acotadas en el tiempo y que la coyuntura política no posibilita dilaciones de ningún tipo. Comienza a señalarse, de manera explícita, que este proceso se va a dar entre dos gobiernos y que lo que se haga en el primero, es esencial para que el segundo se sienta comprometido a continuar.
Para la delegación
del gobierno, producidos los insumos que genera la participación de la
sociedad, las partes abordaran la discusión sobre los mismos y se llegaran a
acuerdos que, en el criterio de esta
delegación y seguramente del gobierno en general, solo se firmara con el ELN lo
que se tenga la certeza que se puede cumplir.
Algunas observaciones a tener en cuenta.
1.
La primera fase
de la participación que define las metodologías, deben ser lo suficientemente
clara en la formulación de los criterios y procesos, de tal manera que no se
vaya a convertir en un nuevo campo de disputa. La propuesta metodológica, debe ser tan amplia como para dar cabida a
distintas visiones de la participación las que se pueden ordenar en diferentes
niveles, escenarios y tiempos no contrapuestos, sino coherentemente
complementarios.
2.
Es necesario echar
mano de los desarrollos teóricos, epistemológicos y metodológicos existentes al
respecto de la participación, y tomar en consideración experiencias del orden
internacional y, sobre todo, nuestras
propias experiencias recientes enriquecidas por nuevos enfoques y dinámicas académicas
y sociales.
3.
Entender que la
participación adquiere en el ELN su propia significación en relación con sus
acumulados históricos –sociales y que resulta necesario no desconocer esa
situación, sino, por el contrario ayudarla a re-construir en significados más amplios e
incluyentes, que vayan del bloque popular al dialogo nacional amplio e
incluyente.
4.
No pensar en un único
modelo de participación, sino, desarrollar una propuesta metodológica multinivel,
pluralista, incluyente, heterogénea que tome en consideración la diversidad
contrapuesta de intereses sin antagonizarlos ni pretender conciliarlos más allá
de lo que constituye el interés común en la construcción de una visión
compartida de paz.
5.
Independientemente
de si es vinculante o no - discusión que hay que agotar en los escenarios
decisorios correspondientes-, la participación tiene que tener algún nivel de
incidencia en el desarrollo de la vida social, económica, política y cultural
de la nación para que resulte motivante para las comunidades e, igualmente, los distintos y diferenciados
niveles de participación no se pueden reducir a la mesa de Quito, sino, que
adicionalmente, y ese es el factor
motivante, debe tomar en consideración los problemas territoriales, dar razón de
las conflictividades existentes allí y
de las agendas sociales que se adelantan y son objeto de las luchas
territoriales. No es equivocado tomar en consideración la necesidad de
gestionar el conocimiento existente en las comunidades en relación con las
enseñanzas y aprendizajes de sus propios procesos. Esto implica, pensar la
participación en el tiempo de las conversaciones, pero igualmente, en el tiempo
histórico futuro.
6.
Si bien es
importante el trabajo que puede realizar PNUD en materia operativa, en los
escenarios de la participación, la experiencia ha demostrado la necesidad de
que no sea una sola institución la que se haga cargo de la facilitación de los
procesos participativos y de la sistematización de las narrativas. La iglesia y
la academia pueden jugar allí un papel determinante.
7.
Desde luego, la
participación debe darse en el marco de las mayores seguridades para las
comunidades y allí no solo juega un papel determinante la actitud de las partes,
las obligaciones constitucionales del Estado y el respeto y la protección de la
situación del cese al fuego y las hostilidades, sino, igualmente, los
acompañamientos internacionales y las estrategias comunicativas inequívocas y pedagógicas
permanentes.
8.
Hay que definir,
con absoluta claridad, si la participación es “multitudinaria” o centrada en la
“inteligencia social de los acumulados de liderazgo” que representan un auténtico
capital social de las dinámicas transformadoras de los territorios. Un proceso como el que se propone debía inclinarse
hacia una participación densa, concentrada en acumulados históricos,
liderazgos naturales y fuerzas decisoras que expresen la multiplicidad de
intereses que se convocan en el proceso. Cualquiera que sea el camino que siga esa
participación la misma debe tomar en consideración las necesidades del tiempo
presente, sin dejar de lado, la mediana y larga duración que convocan otras prácticas
de participación, igualmente importantes.
El gobierno Nacional
y el ELN han dado un primer paso que resulta a todas luces un gran logro:
detener temporalmente la confrontación militar, ahora las partes están involucradas
en darse una ruta metodológica para que la participación se haga efectiva y la
agenda comience a llenarse de la sociedad y sus conflictos, ojala acompañados
de mucha imaginación y propuestas para superarlos en el marco de lo que permite
el momento histórico por el cual atraviesa el país.
Un fuerte
sentimiento de alegría debe llenarnos a todos los que de una u otra manera
hemos estado empujando este proceso, porque, por fin ha comenzado a andar… no
excepto de múltiples dificultades, como debe ser.
19 de Octubre de
2017
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