Jorge Eliecer Gaitán Ayala y
la política
Palabras
para la conmemoración de los 70 años de su asesinato impune
CARLOS
MEDINA GALLEGO
Docente –
Investigador
Universidad
Nacional de Colombia
Quisiera este 9 de abril del 2018, en la conmemoración del 70
aniversario del asesinato del Caudillo Popular Jorge Eliecer Gaitán Ayala, uno
de los más grandes egresados de la Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional de Colombia, en el siglo XX, hacer particular referencia a su
pensamiento político en lo que es pertinente al momento actual por el cual
atraviesa la sociedad colombiana.
Gaitán, fue sin duda un luchador incansable por darle a la política
un lugar privilegiado en la vida de los seres humanos en el camino de sus realizaciones
más nobles y profundas, en el ámbito de la construcción de una sociedad de
derechos resultante del desarrollo de un modelo económico que pone al centro de
sus preocupaciones contribuir a la construcción del bien común y en particular del
bienestar de las clases desfavorecidas. Es de su patrimonio intelectual la afirmación
de No somos enemigo de la riqueza que
genera bienestar y progreso, sino de la riqueza que genera desigualdad y pobreza.
Y ese bienestar y ese progreso sigue siendo la razón de ser de la
sociedad y preocupación fundamental de la política en un país como el nuestro
que se presenta ante el mundo como uno de los más desiguales e inequitativos.
Para Gaitán la política debía estar supeditada al servicio de
la sociedad en su conjunto y debía ser la más alta expresión de la moral
colectiva. Gaitán era consciente de la degradación de la práctica política y moral
de la nación, realidad que hoy se expresa en profundidad y amplitud en el escenario
de la vida institucional y política del país. Resulta, hoy, como en su tiempo, urgente y necesario,
mantener en alto la bandera de la lucha por
la restauración moral de la nación, de su clase política y de la
institucionalidad del Estado y, eso implica, como él mismo lo reclamaba y como
se sigue reclamando, el cambio de las costumbres políticas del país
de tal manera que los sectores populares y la ciudadanía se coloque del lado
del sentido común que conduce de manera inexorable al Estado a ponerse al
servicio no de las oligarquías y de las élites dominantes sino de la necesidad
de los sectores populares y del desarrollo del país.
La lucha que Gaitán inicio por la restauración de la democracia es el principal reto que sigue
teniendo el país y el continente hoy. Es la lucha por el reconocimiento y el
respeto por la diferencia, por una institucionalidad incluyente que este contra
toda forma de discriminación y de construcción dogmática y sectaria del quehacer
político, que coloque los intereses
nacionales por encima de los intereses partidarios, clientelistas y gamonales,
que conducen a la privatización política del Estado y a la corrupción. Una democracia que lucha
por la vida y el bienestar general de los colombianos y que mantiene como
premisa el principio gaitanista de colocar
por encima del país político el país nacional. No me queda duda alguna que siguen vivas y
vigentes banderas de la restauración
democrática y moral de la nación, por las que lucho incansablemente Gaitán.
Gaitán es síntesis positiva de todas las formas de pensar, la
sociedad y el Estado durante el siglo XX. Su pensamiento se nutre de manera
objetiva del pensamiento socialista y del materialismo dialectico,
magistralmente expuesto en la oración por
los humildes, que ustedes pueden leer en este espacio y en el libro-conmemoratorio,
ideas que viene de las entrañas de su tesis de grado como abogado de la
Universidad Nacional, Las ideas
socialistas en Colombia, ideas que articula a su pensamiento liberal y a
las formas aprendidas del corporativismo fascista en sus estudios de derecho
penal en Roma de la mano de Enrico Ferri, quien le dio los fundamentos de la
ciencia para el ejercicio del derecho y la política. No existe en el espíritu de
Gaitán ningún interés distinto al de tomar de la cultura y del conocimiento científico
lo mejor y más pertinente, que pueda servir a su formación personal, su práctica
profesional y política. Por eso su pensamiento es síntesis necesaria para una sociedad
como la nuestra y se mantiene vivo en la estructura de sus ideas fundamentales
a la espera de ser rescatado de manos de quien lo utilizan en el sentido
contrario de sus propósitos.
La política centra su atención en el ejercicio del poder y la
institución del Estado, en la solides de sus instituciones y en la profundidad
de sus prácticas democráticas y Gaitán, fue especialmente agudo, en la defensa
de la institucionalidad y en la construcción de sus imaginarios de legalidad y
legitimidad. Pero quería un Estado activo, interventor al servicio del interés
nacional y constructor de bienestar general de la sociedad y la población. Un
Estado apegado a las normas, impulsor de la economía, defensor de la
institucionalidad democrática y constructor del bienestar social. Ideas todas
que siguen teniendo profunda vigencia y que reclaman de reformas profundas que aún
no se han realizado en el país, por la incapacidad congénita de los partidos y su
persistencia en no permitirle a la sociedad salir de la violencia a la cual la
han llevado hasta la deshumanización y contra la que tanto lucho Gaitán hasta
su sacrificio.
Gaitán encarnó un pensamiento profundamente reformista y
social, que fue surgiendo de las realidades del contexto histórico que le correspondió
vivir, fue gestor incansable de procesos y se enfrentó con unas élites y una
institucionalidad oligárquica y criminal, entendió y supo sentir los pálpitos
de las necesidades del pueblo, que tomaron forma en su discurso y en la
oratoria que le dio la condición de caudillo popular.
Tenía absolutamente claro el poder y las necesidades de las
clases populares y de los trabajadores, supo desde siempre, que el progreso de
una nación es directamente proporcional al desarrollo de su cultura, de su educación
y de sus programas de instrucción. Sabía que las reformas liberales se habían quedado
a mitad del camino y que era urgente una profunda trasformación de la
institucionalidad Estatal, en manos de políticos y burócratas. La sociedad y el
Estado liberal y social que proponía no cabían en la Constitución del 86 y fue
tal vez el primero en plantear la refundación
de la institucionalidad política de la nación a partir del cambio de la
constitución.
Como todos aquellos que se han planteado como urgencia la trasformación
de la sociedad en un universo de mayor equidad tuvo que enfrentar a las élites económicas
y definir con claridad el sentido social
de la propiedad, desde una lógica del mayor respeto por la misma cuando
esta coincide con los propósitos de una sociedad más equitativa y justa. El
sentido de la propiedad, sigue siendo uno de los temas de discusión más agudos
que tiene la sociedad colombiana y que no logra resolverse con un criterio
positivo en el que se unen el interés particular y el bienestar colectivo,
conforme lo planteo Gaitán, desde un enfoque humanista y de justicia social.
La figura de Gaitán, la vigencia de sus ideas y el eco de su
voz se proyectan en el tiempo contra todos los intentos por olvidar su legado y
acabar su memoria. El humanismo de sus planteamientos, la sensibilidad social
de sus propuestas, el rigor de sus argumentos, la solides con que se construyó
como actor político, su capacidad para encarnar al pueblo, le han dado un lugar
privilegiado en la memoria histórica y un pedestal al lado de los humildes y
los desamparados.
A la Universidad Nacional de Colombia se le ha asignado la responsabilidad
de salvaguardar su memoria, como memoria viva que se alimenta de los conflictos
nacionales y los interpreta a la luz y contribuye a la solución de los mismos.
Gaitán Vive en la memoria y la acción de los colombianos, en
las luchas sociales y políticas de la nación a la espera del advenimiento de
los cambios que propuso y se siguen requiriendo. Es parte esencial de la
nacionalidad colombiana de su tragedia y de su violencia, es la voz de las
victimas atravesando el silencio de los victimarios, no en vano, el día de su
muerte ha sido dedicado a las víctimas de la violencia.
Desde este lugar en el que reposan sus restos, al cumplirse
70 años de su asesinato impune, su voz
se erige potente contra todas las formas de opresión, contra la corrupción,
contra la impunidad, reclamando las reformas que sigue necesitando el país y se
mantiene viva en la gesta de los humildes por construir una sociedad más justa.
Bogotá, Casa Gaitán, 9 de Abril de 2018.
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