Omaira Montoya Henao
Cuarenta
años de su desaparición forzada (1977-2017)
CARLOS
MEDINA GALLEGO
Docente-Investigador
Universidad
Nacional de Colombia
Centro de
Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz (CPSPP)
Han
transcurrido cuarenta años de la desaparición de OMAIRA MONTOYA HENAO, la primera
desaparición forzada reconocida en el país, en el marco del conflicto armado al
que se busca poner fin actualmente. Omaira, era bacterióloga y formaba parte de
las milicias urbanas del Ejército de Liberación Nacional (ELN),
una mujer joven que soñó, como muchos de su generación, con cambiar el mundo y
construir una sociedad más justa y un mejor Estado, una mujer cargada de sueños
y de afectos, de profundo compromiso con los oprimidos y los marginados de Colombia,
una mujer enamorada de la vida.
Según
las versiones que se construyen a su alrededor había decidido desde muy
temprano de su existencia ingresar a la filas del ELN, siguiendo el ejemplo de
muchos jóvenes que se fueron tras el ejemplo de Camilo Torres Restrepo, hacia
un compromiso en el que colocaron a disposición de la lucha revolucionaria su
propia capacidad de sacrificio.
Omaira
Montoya Henao y Mauricio Trujillo Uribe, su compañero, fueron capturados en
Barranquilla el 9 de septiembre de 1977, en el momento en que se desplazaban en
un Simca verde en las inmediaciones del aeropuerto “Ernesto Cortizzos” de
Barranquilla. Se dice que se les atravesó una camioneta del F2 a las 5:30 de la
tarde, y que estuvieron juntos hasta que los separaron en una playa en
el municipio de Soledad. Allí se perdió el rastro de Omaira y comenzó el
tormento de su familia. A Mauricio Trujillo lo detuvieron, lo torturaron, lo
llevaron de un lugar de detención a otro. Lo condenaron en consejo verbal de guerra a 7 años de
prisión por el delito de rebelión. Ya en Bogotá, en la cárcel
cuando estaba seguro de que su vida no iba a correr peligro, el 23 de septiembre, denunció la desaparición de
Omaira, señalando que el 9 de septiembre los miembros del F2, del Departamento
de Policía del Atlántico, en el marco de un operativo conjunto con la II
Brigada del Ejército Nacional. Desde entonces Omaira se encuentra desaparecida.
Un
largo proceso de búsquedas judiciales se ha emprendido alrededor del caso
Omaira Montoya Henao a quien que se declaró como desaparecida desde la fecha de
su captura. a pesar de que la Procuraduría investigó y determinó
responsabilidades los oficiales del Ejército Nacional y de la Policía Nacional
implicados en la desaparición forzada de Omaira Montoya no sólo contaron con la
impunidad con que los cobijó la jurisdicción penal militar y la Procuraduría
General de la Nación, sino que todos fueron ascendidos, incluso durante la
tramitación de los procesos penal militar y disciplinario , tal y como se
confirma en el informe Huellas y rostros de la desaparición forzada, publicado en 2014 por el Centro Nacional de Memoria
Histórica (CNMH).
Al momento de su desaparición Omaira tenía 30 años y
una situación de embarazo de 3 meses.
Su detención –desaparición se da en el momento en que los movimientos sociales
y populares se preparan para la realización del paro cívico del 14 de septiembre de 1977, contra el gobierno de Alfonso López Michelsen, quien por esa época enfrentaba
a numerosos paros cívicos y protestas.
Los
empeños de la familia de esta militante del ELN lograron un fallido proceso en
la jurisdicción militar. Dos de los implicados en la desaparición, el
comandante del departamento de Policía del Atlántico (teniente coronel Ramírez
Gómez) y el capitán Álvaro Blanco Noriega fungían como juez de primera
instancia y como fiscal militar, respectivamente. La investigación interna de
la Policía Nacional concluyó el 4 de noviembre de 1982 y la Procuraduría
Delegada para la Policía Nacional concluyó que “la señorita Omaira Montoya
Henao sí fue capturada por unidades de la Policía Nacional el 9 de septiembre
de 1977 y no se volvió a tener noticia de ella, o sea que desapareció desde esa
fecha” esta conclusión involucra la responsabilidad de la policia y las
unidades militares que participaron en la captura de Omaira y Mauricio. Aunque
se recomendaron algunas destituciones, todo quedó en una sanción de 15 días de salario para el teniente García
Osorio. Respecto del teniente coronel Ramírez Gómez, la Procuraduría Delegada
declaró prescrita la acción disciplinaria. Igual decisión tomó respecto del
subteniente Castañeda Vargas.
La historia judicial del caso de Omaira también
desaparece. El
29 de noviembre de 1988, la Dirección Nacional de Instrucción Criminal le
solicitó a la Seccional de Instrucción Criminal Atlántico estudiar la
posibilidad de “reabrir la investigación penal”. “El 10 de enero de 1989,
mediante la Resolución 0010, la Directora Seccional de Instrucción Criminal
Atlántico designó al Juez 16 de Instrucción Criminal Ambulante de Barranquilla
para que reabriera el caso de Omaira Montoya Henao. Hasta la fecha no se conoce
de ningún resultado de esta investigación”, se concluye Huellas y
rostros de la desaparición forzada.
En
septiembre 1985, la revista Semana entrevistaba al general Nelson Mejía Henao, procurador
delegado para las Fuerzas Militares, quien cargado de cinismo aseguraba:
“Estamos en una guerra sucia desde hace treinta y cinco años, y hay
gente mala, porque éste no es un país de ángeles. Pero estén seguros de que
la institución militar no tapa ni esconde abusos o extralimitaciones: si lo
hiciera, se acabaría. Cometemos errores, es indudable, pero somos
implacables con los culpables: los castigamos”. Ningún castigo en el caso de Omaira, como en
tantos otros.
La
impunidad ha caminado pareja a la desaparición en Colombia. El último informe
del CNMH, Hasta encontrarlos,
cifra en, al menos, 2.368 casos de desaparición forzada los relacionados
directamente con agentes del Estado en aquellos pocos casos en los que hay un
supuesto perpetrador. Otros 222 casos tienen que ver con acciones conjuntas
entre paramilitares y agentes del Estado.
Los
investigadores aseguran que de esas “2.331 desapariciones forzadas
atribuidas a agentes de Estado, 1.472 corresponden a miembros del Ejército
Nacional, 653 a miembros de la Policía Nacional, 55 a agentes del DAS, 25 a
miembros de la Armada Nacional, 7 a miembros de la Fuerza Aérea, entre otros”. (Notas
Tomadas de Colombia Plural)
Es
de esperarse que la comisión creada en el marco del acuerdo de paz para la búsqueda
de personas detenidas-desaparecidas, comience a dar resultados y las familias
de estas personas las encuentren y puedan descansar de la zozobra que significa
para ellas este atroz crimen.
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