LAS
NEGOCIACIONES GOBIERNO-ELN
PASADO INMEDIATO, PRESENTE Y FUTURO.
Luis Eduardo Celis Méndez*
INTRODUCCIÓN
Colombia
está cerrando el largo alzamiento armado, iniciado en los años 60, el cual
hunde sus raíces en la violencia de los años 50, conflicto mal tramitado como
pacto de elites y que le dio vuelo a esta larga confrontación, que
afortunadamente vamos cerrando, luego de tres décadas de negociaciones, que nos
han dado como fruto, la paz de los años 90, y la paz recientemente pactada con
las FARC – muy seguramente cuando este texto esté publicado, las FARC, haya
dejado el 100% de sus armas y esté en tránsito de conformar su partido o
movimiento político- , logros históricos y muy importantes, liderados por el
Presidente Juan Manuel Santos, que se la jugó por unas negociaciones, difíciles
y concluidas.
Desde
el lado de la izquierda quedan pendientes unas negociaciones con el Ejército de
Liberación Nacional, negociaciones iniciadas en el año 1991 durante la
administración del presidente Cesar Gaviria y mantenidas durante los gobiernos
de los Presidentes: Samper, Pastrana, Uribe y ahora con el Presidente Santos.
Este
texto, hace un recuento del proceso que gobierno del Presidente Santos y ELN,
han mantenido y los tiene en una mesa de negociaciones, recientemente
instaladas en Quito y que esperemos tengan una buena dinámica, que les permita
pasar el debate presidencial que se avecina y ser concretadas por la nueva
administración presidencial, que reciba el respaldo ciudadano, en las
elecciones del año entrante.
Este
texto, tiene tres grandes derroteros: el pasado reciente, el presente y el
futuro.
Como
se ha acuñado ya de manera afirmativa, no se podrá hablar de una “PAZ
COMPLETA”, si no se logra un acuerdo entre el estado Colombiano y el ELN,
guerrilla de vieja data y con una historia política anclada en la desconfianza
y el maximalismo, ambos temas a superar en este proceso, nada fácil, pero por
supuesto lograble, si hay dinámica de mesa, respaldo político y rigor de las
partes enfrentadas por construir un acuerdo.
EL PASADO RECIENTE
LOS INICIOS.
Por
la información que se conoce, el primer diálogo entre el gobierno Colombiano y
el ELN, se dio en agosto de 2012, en el Palacio de Miraflores en Caracas, por
gestiones del Presidente Hugo Chávez. En
ese contacto por parte del gobierno Colombiano participó Frank Pearl y por
parte del ELN, Antonio García, en esa reunión, el gobierno Colombiano le
propuso al ELN iniciar una fase exploratoria, en secreto, para establecer un
proceso de diálogos y negociaciones con una agenda y unos mecanismos para
llevarla adelante, con el propósito de poner fin al conflicto armado y la
rebelión que esta organización ha mantenido desde el año de 1964.
La
respuesta de Antonio García, fue que era un tema que debía ser consultado en el
Comando Central y en la Dirección Nacional del ELN, que tomaba nota de la
propuesta del gobierno y que darían oportuna respuesta.
De
este primer encuentro en agosto a finales del año 2012 no hay información sobre
nuevos contactos, los tiempos de consultas en el ELN, llevan meses y muy
seguramente en medio de las respectivas consultas, estaba el seguimiento y la
expectativa frente al inicio de la fase publica con las FARC, que fue instalada
en el mes de octubre en Oslo y las sesiones de trabajo iniciaron en el mes de
noviembre en La Habana.
LA PRIMERA CRISIS.
El
18 de enero del 2013 en el campamento
minero “Casa de Barro” en Norosí, en el sur de Bolívar, fueron secuestradas
seis personas por guerrilleros del frente Darío Ramírez Castro del ELN, estas
personas eras tres colombianos, dos peruanos y el vicepresidente de exploración
de Geo Explorer, el canadiense Jernoc Wobert.
El
16 de febrero el ELN liberó en un paraje del departamento de Bolívar a los
peruanos Javier Leandro Ochoa y José Antonio Mamani, y los colombianos William
Batista, Manuel Zabaleta y Alexis López, todos ellos trabajadores de la minera
canadiense Geo Explorer, mantuvo en su poder a Jernoc Wobert.
El
ELN argumentó que el ciudadano Canadiense participaba de una operación de
despojo a pequeños mineros y que solo el retorno de esta propiedad a ellos
posibilitaría su liberación.
El
presidente Juan Manuel Santos, tildó de
“inaceptable” que la guerrilla del ELN haya secuestrado al ciudadano Jernoc
Wobert y anuncio que se suspendían todos los contactos con ellos, para
establecer un proceso de paz y exigió su liberación para retomar los contactos.
En
agosto del 2013 en una operación humanitaria integrada por el Comité
Internacional de la Cruz Roja (CICR), el sacerdote Francisco de Roux
–provincial de la Compañía de Jesús en Colombia– y monseñor Darío de Jesús
Monsalve, obispo de Cali, quienes se reunieron durante dos horas y media con
integrantes del ELN , en un caserío de Montecristo, en límites del sur de
Bolívar y Sucre, fue liberado el señor Jernoc Wobert y la delegación del ELN,
insistió en su interés en un proceso de diálogos y negociaciones.
Retomar
los contactos y las posibilidades de trabajar en una fase exploratoria de
manera discreta llevó de septiembre a
diciembre de 2013.
INICIANDO LA FASE EXPLORATORIA.
En
enero de 2014 se inicia de manera formal la fase exploratoria entre el gobierno
del presidente Juan Manuel Santos y el ELN, el inicio de esta fase implicó la
concertación de unos países garantes y acompañantes, más adelante sabríamos con
precisión cuales eran.
El
país solo sabría de la existencia de esta fase exploratoria en junio de 2014,
días antes de la segunda vuelta presidencial, cuando las dos partes dieron a
conocer un comunicado, en el que informaban del desarrollo y de lo trabajado,
en este comunicado se informaba que estaban construyendo la agenda y el diseño
del proceso y que de la agenda harían parte los puntos de participación de la
sociedad y víctimas , ya en este comunicado se agradecía la participación de
Noruega, Cuba, Chile, Ecuador, Brasil y Venezuela.
Muy
seguramente la motivación para sacar este comunicado, fue el duro debate
presidencial, luego de la derrota en primera vuelta del Presidente-candidato
Santos y la forma en que el tema de paz y salida negociada volvió a copar el
debate presidencial del 2014.
Para
el anuncio de este comunicado el ELN se apoyó en la plataforma ciudadana Clamor
Social por la Paz y en Piedad Córdoba, quienes fueron los encargados de leer el
comunicado, de manera simultánea lo hacia el Gobierno.
En
el comunicado fechado el 10 de junio y firmado por Frank Pearl y Antonio
García, las partes se comprometían a informar de manera periódica de los
avances, circunstancia que nunca ocurrió.
ROMPIENDO LA CONFIDENCIALIDAD.
En
enero de 2015, Antonio García, jefe de la delegación del ELN, dio una
entrevista al diario Argentino Tiempo, en esta entrevista contó temas de lo avanzado en cuanto agenda, en sus
palabras: “Hasta ahora, los puntos que se han ido trabajando y aún faltan
concluirse son: 1-Participación de la sociedad. 2-Democracia para la paz.
3-Transformaciones necesarias para la paz (aún sin tratar). 4-Víctimas. 5-Fin
del conflicto armado (aún sin tratar). 6-Implementación del acuerdo y
refrendación de los mismos”.
En
la misma entrevista, informaba sobre la mecánica de trabajo que las dos
delegaciones llevaban: “Van cerca de 15 reuniones y tres largos ciclos de
intercambio durante un año. Cada ciclo toma, en promedio, dos o tres semanas de
trabajo continúo. Las reuniones son citas algo operativas. Son útiles para
desatrancar asuntos de la agenda y detalles operativos”.
Al
ser preguntado por lo avanzado en estructura de la agenda esta fue su
respuesta: “En el primero, participación de la sociedad, el objetivo es que el
proceso de paz incida o modifique el curso mismo de la dinámica política que el
país conoce y ve.
Del
segundo, democracia para la paz, la discusión y definición de qué debe hacerse
para darle vida a una democracia plena, real, aspecto que le corresponde
asumirlo a la sociedad en pleno. En el tercero, transformaciones necesarias
para la paz, los aspectos por transformar los debe identificar la misma gente,
tomando en cuenta que la paz no tomará forma y contenido un día después de
firmar los acuerdos. Para el cuarto, víctimas, es fundamental superar en
conjunto: el desplazamiento y sus causas, verdad, justicia, reparación, no
repetición, perdón y no olvido”.
Al
preguntársele por la intencionalidad del ELN, con este proceso, esta fue su
respuesta: “Establecer una agenda que abra y permita a la sociedad colombiana,
por sí misma (nosotros no podemos negociar en su nombre), identificar y definir
el país que sueña y que es posible hacer realidad. Un mal acuerdo puede ser más
perjudicial que el mismo conflicto que vivimos. Nosotros no tenemos afán de
firmar cualquier acuerdo. Pues, dada su trascendencia puede perjudicar al país.
Hacer un correcto uso del tiempo en la construcción de una agenda y su diseño
para una solución es esencial en cualquier diálogo”.
El
tono y las afirmaciones de esta entrevista traslucían que faltaba poco tiempo
para concluir la fase exploratoria, la tozuda realidad mostraría otra cosa.
Esta
entrevista fue interpretada por el equipo del gobierno como un rompimiento de
la confidencialidad y llevaron la respectiva protesta a la siguiente sesión de
trabajo.
DIFICULTADES PARA FORMULAR EL TEMA DE LAS ARMAS.
En
las jornadas de febrero, marzo, abril de 2015, el ELN se resistió a que quedara
en la agenda el tema de “dejación de armas”, argumentaban que no tenían el
mandato para que ello quedara así a lo que la delegación del gobierno respondía
que “fueran a buscar el mandato”, esta tensión llegó a tal punto que fue
filtrada esta tensión a la prensa y se empezó a acuñar la expresión “Al ELN lo
está dejando el tren de la Paz”, entonces se ventiló de la manera pública la
resistencia del ELN a que quedara la formulación “dejación de armas”, esta
filtración fue protestada por el ELN, en la siguiente sesión.
Para
el mes de agosto las dos partes habían logrado sortear el tema de las armas,
como luego lo sabríamos la formulación construida fue: “en el marco de las
nuevas circunstancias generadas por este proceso, se construirá un acuerdo
sobre las armas del ELN, para poner fin al conflicto armado”, una expresión
larga para decir: dejación de armas.
GANANDO TIEMPO?
¿Por
qué estas negociaciones demandaron tanto tiempo?: es algo que pudo ser
estrategia de las dos partes, quizás ambos coincidían en que esta mesa no se
podía abrir sin tener plenamente concluido el proceso con las FARC; es posible
que el gobierno temiera un “sindicato” entre FARC y ELN que hiciera más
difíciles las negociaciones o que la dinámica maximalista del ELN, sedujera a
las FARC y por parte del ELN, pueden haber calculado que de ningún modo su
negociación debía ser opacada por el alto protagonismo alcanzado por la mesa
FARC-Gobierno; lo cierto es que se cumplió la formulación: primero con las FARC y luego
con el ELN, desechando la fórmula tan atractiva de un solo proceso en dos
mesas.
EL RIFFI-RAFFE POR LA SEDE
En
agosto del 2015 todo estaba listo, agenda y protocolos de funcionamiento de la
mesa, solo quedaba faltando donde trabajar; el gobierno colombiano proponía
Ecuador y el ELN, Venezuela, cada uno tenía sus argumentos e interés, en medio de una dura tensión durante la
jornada de septiembre las partes se fueron sin fecha de próxima reunión; el
ELN, argumentaba que la proximidad de las elecciones regionales en octubre en
Colombia, ameritaba una pausa y luego hay un “hoyo negro”, en el cual las dos
partes entraron en una crisis que imposibilitó los contactos hasta el mes de
enero de 2016. Hay todo tipo de versiones sobre esta dificultad, lo cierto es
que en estos meses la oposición Venezolana gana mayorías en el Congreso y
tensiona la situación política, colocando más dudas sobre la viabilidad de una
mesa en Venezuela.
La
tensión sobre el lugar de trabajo, se soluciona con la salomónica formula de ni
en Ecuador ni en Venezuela, sino una mesa que rote por esos países e incluya a
Brasil, Cuba y Chile, así se concluyó en febrero el diseño de agenda y
mecanismos de funcionamiento.
LA ILUSION DE CARACAS
El
30 de marzo de 2016, en el Palacio de Miraflores en Caracas, con la presencia
del Presidente Nicolás Maduro y la Canciller Delsy Rodríguez, gobierno
Colombiano encabezado por Frank Pearl y
ELN, por Antonio García, anunciaron que tenían el: “Acuerdo de diálogos para la
paz de Colombia entre el Gobierno Colombiano y el Ejército de Liberación
Nacional” , fue un acto sobrio, con la presencia de los facilitadores de
Noruega, Cuba, Ecuador, Brasil y Chile, luego de dos años largos se contaba con
agenda y el salto a la fase publica, pero la ilusión duro poco, porque el
Presidente Santos anunció a los pocos minutos en alocución presidencial el
mismo 30 de marzo, que había firmado esta agenda con el ELN, pero que la fase
publica no iniciará hasta que el ELN, liberara a las personas secuestradas en
su poder.
Con
esta exigencia se abrió un pulso político entre Gobierno y el ELN, el cual
afirmaba que el tema de secuestro o retenciones como ellos lo denominan era
parte de la agenda y no un prerrequisito y que ellos no tenían ningún
compromiso frente a esta exigencia y que no permitirían imposiciones
unilaterales, que todo debía ser considerado en una mesa de manera bilateral,
todo esta tensión se agravó cuando el país se enteró que el exgobernador del
Chocó Patrocinio Sánchez en poder del ELN desde el año 2014, fue canjeado por
su hermano Odin en abril, allí se personalizo la exigencia de liberación de los
secuestrados en la persona de Odin.
LA SEGUNDA ILUSIÓN DE CARACAS
Entre
los meses de abril y octubre todo fue tensión entre Gobierno y ELN, con la
ayuda de los países garantes se logró un nuevo compromiso firmado en Caracas el
10 de octubre, en el cual el ELN se comprometía a liberar tres personas, entre
ellas Odin y dos arroceros de Arauca –ya había liberado a otros tres arroceros
y al Exalcalde de Charala, igualmente secuestrado en Arauca- y el gobierno asumía el compromiso de
indultar a dos integrantes del ELN, de acuerdo a la normatividad Colombiana y a
nombrar como gestores de paz a los dirigentes Juan Carlos Cuellar y Eduardo
Martínez Quiroz, quienes desde la cárcel de Bellavista han sido discretos
jugadores de este proceso. El acuerdo incluía instalar la fase pública el 27 de
octubre en Quito.
LA DESILUSIÓN DE QUITO
El
bello museo de la casa del pintor Oswaldo Guayasamin, bautizado con el
nombre de la Capilla del Hombre estaba listo para recibir a las
delegaciones del Gobierno Colombiano y del ELN, para instalar la fase publica,
fue el 27 de octubre pasado, la delegación del ELN, encabezada por Pablo
Beltrán se hiso presente en Quito, pero la delegación del Gobierno, encabezada
por Juan Camilo Restrepo nunca llego,
estuvo lista a partir desde el
aeropuerto militar de Catam, pero el presidente nunca dio la orden y la ceremonia
no se pudo realizar, horas antes llamó al Presidente Rafael Correa, le
agradeció todo su apoyo y le informó que el gobierno no asistiría.
Lo
que paso entre el 10 de octubre cuando se firmó en Caracas la apertura de la
fase publica y el 27 del mismo mes, es un misterio, hay dos versiones: que el
ELN se comprometió a liberar a Odín Sánchez y la contraria, que no fue un
compromiso, el caso es que el presidente
Santos, asumió que si era un compromiso la liberación antes del 27 y se
sintió manipulado por el ELN, por eso su decisión de no concurrir a Quito, pese
que allí estaban garantes y algunos Cancilleres de los países garantes.
JUAN CAMILO RESTREPO Y PABLO BELTRAN SE
TOMAN LA FOTO.
Luego
de la frustrada instalación de Quito, las dos partes siguieron buscando un
camino, paso todo noviembre y decidieron retomar los contactos en Quito a
partir del 10 de enero.
Con
mutuas consultas, llegaron a Quito,
trabajaron desde el viernes 13 de enero y se tomaron una foto los dos jefes
negociadores, con todos los garantes internacionales y ambas delegaciones
empezaron a mandar señales de buenos augurios, todo ello fue concluido con el
compromiso de liberar a Odín Sánchez, liberación que se dio el 2 de febrero,
indultar los dos integrantes del ELN y nombrar a Juan Carlos Cuellar y Eduardo
Martínez Quiroz como gestores, para llegar a la instalación de la fase publica
el 7 de febrero.
Estos
son los ires y venires de esta larga fase exploratoria de unas negociaciones
que nos deben llevar al cierre definitivo de este largo ciclo de rebelión
armada, en la que solo falta un acuerdo con el ELN.
EL PRESENTE DE LAS NEGOCIACIONES
El
7 de febrero del presente año, fue instalada la mesa de diálogos y
negociaciones entre el Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y el ELN,
luego de todas las vicisitudes y contradicciones ya narradas.
Después
de ocho semanas terminó la primera ronda pública de diálogos y negociaciones
entre el gobierno y el ELN.
Para
algunos analistas ha sido una ronda donde las partes han sentado las bases de
un entendimiento y nos llaman al optimismo, quizás el balance más positivo lo
realizó el maestro Alejo Vargas quien lo presentó de la siguiente forma en su
columna del Diario El Colombiano del domingo 9 de abril.
“Las
partes, además de ir construyendo un buen ambiente entre las dos delegaciones
-importante en estos procesos-, echaron las bases para el buen desarrollo de
las conversaciones:
1)
definieron criterios conceptuales para orientar el desarrollo de las
conversaciones;
2)
acordaron los términos de referencia para la labor del grupo de países de
apoyo, acompañamiento y cooperación;
3)
empezaron a trabajar en dos submesas simultáneas desde el inicio –una sobre
participación, otra sobre aspectos humanitarios-;
4)
definieron como criterio que las acciones humanitarias tendrán como referente
el Derecho Internacional Humanitario y que se llegara al desescalamiento del
conflicto con una sucesión de acciones humanitarias sucesivas acordadas, que
serían la antesala de un cese bilateral del fuego y hostilidades;
5)
avanzaron en delinear una propuesta piloto de desminado humanitario, que
precisaran y concretarán en el siguiente ciclo;
6)
avanzaron en bosquejar una serie de audiencias –presenciales y virtuales- en
las cuales se recogerán insumos de sectores sociales acerca de cómo definir el
derrotero y alcance de la participación social”.
Otro
análisis, igualmente en tono positivo, fue el que presentó Álvaro Jiménez,
coordinador de la Campaña Colombiana contra Minas, en semana.com el 10 de
abril:
“El
compromiso anunciado por el Gobierno y el ELN: para proteger a la población no
combatiente, y a la población civil de los efectos del conflicto armado en el
marco de las normas del Derecho Internacional Humanitario DIH, atiende la
demanda de comunidades y organizaciones, que reclaman por el riesgo que les
significa vivir en territorios en los que se expresa la confrontación armada y
es un avance indiscutible hacia el cese de fuegos deseado. El proceso va
avanzando y se observa que hay camino”.
Luego de estos balances positivos, supimos por
la voz del ELN que si bien ocho semanas de trabajo dejaban puntos para valorar,
las dificultades no eran menores.
El
12 de abril, en una carta pública
dirigida a la Mesa social, la campaña Paz Completa y la
Redprodepaz, organizaciones que habían
manifestado su compromiso con el propósito de buscar una participación dentro
del proceso.
La
carta del ELN traía una revelación de hondo calado expresada así:
“En
la mesa de conversaciones hemos estado tratando desde los primeros momentos, el
tema de la participación. Pero valga decirlo, al terminar este primer ciclo, no
ha salido ningún acuerdo al respecto. Porque el gobierno ha condicionado
cualquier avance sobre la participación, a una imposición unilateral sobre el
tema de las retenciones, no obstante que este punto está contemplado para
acordarse en la submesa sobre "acciones y dinámicas humanitarias".
Esta
tensión viene desde el 30 de marzo del 2016, fecha en la que se firmó la agenda
de negociaciones y que el presidente Santos se negó a abrir en su fase pública
hasta que no fuera liberado Odín Sánchez.
La
exigencia de la suspensión de la repudiada práctica del secuestro no ha sido
fácil lograr. El ELN se ha resistido a valorar de manera unilateral un
compromiso de no secuestro. Algo que contradice la defensa pública de esta
violación al Derecho Internacional Humanitario.
La
postura de negarse a un compromiso unilateral que ha defendido el ELN
corresponde a un formato de negociación establecido donde han sido reiterativos
en que sí están dispuestos a llegar a acuerdos y cumplirlos, pero solo en el
marco de una bilateralidad.
Ellos
han dicho que el ELN “no acepta imposiciones y éstas solo alimentan desconfianzas
no solo por nuestra parte sino por todos aquellos que en Colombia se la juegan
por una paz sin imposiciones con transparencia, por la democracia, la justicia,
equidad social y la soberanía”.
Esta
última afirmación es tomada de un pronunciamiento montado en su página web el
lunes 17 de abril, pronunciamiento en el que igualmente dan las razones por la
cuales practican el secuestro:
“como
rebeldes nos sentimos con el derecho de financiar nuestras actividades
revolucionarias y parte de ellas se seguirán haciendo con la tributación de
quienes han amasado sus capitales, explotando al pueblo y en muchos casos
recurriendo a prácticas ilegales como la corrupción (la estafa, el robo al
erario público), el narcotráfico, etc”.
Frente
a esa carta, la delegación del Gobierno respondió:
“Esperamos
que el ELN sea consecuente y congruente con el solemne compromiso que ha
adquirido al suscribir el citado marco referencial, dé la discusión sobre el
secuestro en la mesa de conversaciones y allí diga si respalda el secuestro,
porque lo considera útil políticamente, económicamente o, simplemente, una
pretendida herramienta de negociación, o si lo rechaza y, por tanto, no lo
practicará más”.
En
medio de este debate público, la voz optimista del Maestro Alejo Vargas les hizo
un llamado a las partes: “recomendación respetuosa a delegaciones de Paz del
Gobierno y ELN, en lo posible no trasladar sus debates a las redes sociales,
eso no ayuda”.
Sobre
este llamado a no ventilar en público las dificultades de la mesa, Juan Camilo
Restrepo, el Jefe del equipo negociador del Gobierno, puso en su cuenta de
Twitter el siguiente mensaje: “No es bueno negociar por micrófonos; pero en
caso de que el ELN insista en hacerlo al menos debe armonizar el lenguaje y el
tono del mensaje”, esto último en referencia a una serie de Twitter de Ranpal
donde arremete con virulencia contra todo aquel que levante una crítica al ELN.
En
medio de un debate abierto, el ELN en un comunicado de su delegación
negociadora dijo: “El ELN está abierto a tratar, acordar e implementar
acciones, sobe todos los temas de la agenda y en especial los del subpunto 5f:
“dinámicas y acciones humanitarias”. Reiteramos nuestra decisión y compromiso
con el proceso de paz”.
El
Gobierno reclama del ELN abandono del secuestro y el ELN le responde al
gobierno que: “la Delegación del gobierno ha hecho pública su propia
interpretación de las implicaciones de este acuerdo, aludiendo sólo a una de
las varias afecciones del conflicto y eludiendo a su vez, temas tan delicados
para el DIH, como el asesinato de líderes sociales”.
Tal
y como está la situación, ambas partes deben tratar de alejarse del debate
mediático, volver a Quito el 3 de mayo, retomar los diálogos y las
negociaciones sobre los puntos de participación y “dinámicas y acciones
humanitarias” y sacar acuerdo en estos dos puntos. Estos son los motores reales
y necesarios para que esta mesa ande –difícil- pero lograble.
LA PERSPECTIVA DE FUTURO DE LA MESA GOBIERNO-ELN
Con
un proceso abierto entre Gobierno Colombiano y ELN, podemos enrutarnos, como
sociedad y estado, al cierre definitivo del conflicto armado, aspiración
trabajada por décadas, que tiene como sus más importantes referentes, la paz de
los años 90, que lideró el M-19 y que tiene en la constitución del 91 su referente
político principal y ahora con este acuerdo logrado con las FARC y todo lo que
ha suscitado de movilización y respaldo ciudadano, podemos afirmar que la paz
política ha logrado instalarse como mandato ciudadano y que para que esa paz
política tenga plena vigencia, se requiere la construcción de un acuerdo entre
el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y el ELN.
Una
negociación tan difícil de tramitar, por el referente de tiempos ya mencionado,
nos tiene que interpelar y ubicar en la complejidad de este proceso, que para
nada ha sido ni va a ser fácil, como no fue ni ha sido fácil el proceso
adelantado entre gobierno y FARC.
Con
una mesa instalada, podemos proponer iniciativas de participación social, que
logren concretar las transformaciones sociales, políticas y económicas, como se
lo ha propuesto el ELN y que en una sociedad con tantas y profundas inequidades
y una historia de exclusiones y autoritarismos, son pertinentes y posibles de
precisar y emprender, la sociedad Colombiana debe y puede cambiar y esta
negociación es una posibilidad de dinamizar un cambio positivo en una
democracia precaria.
Solo
podrá avanzar la negociación si Gobierno y ELN, flexibilizan sus posturas y
buscan un campo común para concretar cuáles son las transformaciones que hay
que emprender, tema delicado, pero absolutamente posible de establecer, por la
historia de una Colombia que debe
aceptar y reconocer que son muchas las regiones y comunidades excluidas de una
vida digna.
Es
la hora de la participación efectiva y eficiente y es el primer punto que deberá
resolver la mesa y una pluralidad social, gremial y política debemos
comunicarle a las dos partes: Gobierno y ELN, cuales son las iniciativas y
mecanismos agiles y efectivos de participación, se llegó la hora de jugar el
partido de los diálogos y negociaciones y para que este partido avance se
requieren de propuestas concretas y capacidad de escuchar y concertar entre una
diversidad social y política, que podemos encontrar un campo común, eso es
perfectamente lograble.
El
gobierno, que a su interior tiene sus dudas sobre la viabilidad de esta
negociación, que algunos ven como etérea y difícil de concretar, negociación en
la que afortunadamente ha perseverado el Presidente Juan Manuel Santos y
llegado el momento de la fase pública, es hora de ajustes y propuestas, los ajustes deben ir por el lado de armonizar
su equipo negociador en buena hora liderado por Juan Camilo Restrepo y las
propuestas que el gobierno está dispuesto a negociar están por verse, en el
sentido de que el gobierno debe igualmente colocar sus apuestas en temas y
regiones que ayuden al avance de este proceso.
Cerrar
el conflicto armado, hasta el final, fue marcada por la lógica de acuerdos
incrementales, no fue posible un cierre global, ni en los años 90 ni ahora,
esto significa que iniciamos la implementación del acuerdo con las FARC y
tenemos una mesa abierta con el ELN, será una paz política que tendrá dos
ritmos, la implementación del acuerdo pactado con las FARC, en medio de un
proceso de concertación con el ELN, por supuesto habrá que generar las
articulaciones y las sinergias necesarias, de hecho el acuerdo firmado entre
gobierno y ELN, así lo establece de forma expresa.
El
tiempo es una variable que juega duramente en esta negociación, se requiere
tiempo para que las propuestas de participación se desarrollen, se requiere
tiempo para establecer las transformaciones que hagan posible un acuerdo y todo
esto será difícil de lograr en el tiempo que le queda al Presidente Juan Manuel
Santos, lo deseable es que las dos partes trabajen de manera rigurosa y le den
dinámica a un proceso con amplia y efectiva participación y ya veremos hasta
donde llegamos y como se mueve esta mesa en un debate presidencial que se
abrirá de manera expresa el próximo semestre.
Este
proceso que despega en Quito en pocos días es como un avión que parte con pocos
pasajeros a bordo, ambas partes nos han dicho que a esa nave se monten más
actores sociales, políticos y de la economía, eso está por verse y es una nave
sin destino muy definido y que no tiene pista de aterrizaje, eso es lo que las
dos partes, con la pluralidad social que estamos involucrados y la que está por
involucrar, debemos construirle, un rumbo y una pista de aterrizaje, tarea dura
y lograble.
Este
proceso ha logrado mantenerse por el trabajo y aporte de la comunidad
internacional, gratitud con: Brasil, Ecuador, Cuba, Chile, Noruega y Venezuela.
Las
negociaciones entre el gobierno Colombiano y el ELN, han contado con muchos
tropiezos y dificultades entre dos actores con lógicas muy encontradas que por
más de medio siglo han buscado eliminarse mutuamente.
Decir
que estas negociaciones son y serán difícil es un lugar común, la pregunta que
me formulo es como avanzar en la construcción de un acuerdo negociado que
permita el tránsito a la acción política sin armas, de una organización con
tantas desconfianzas y apuestas maximalistas, que hacen difícil encontrar
puntos de concertación, si no se va con los ojos bien abiertos y una amplia
disposición a transitar un camino difícil y con resultados inciertos, ante un
panorama tan complejo como lo es la Colombia que se niega a tomar un curso de
civilidad y plenas garantías para la acción política sin armas, antidemocracia
en la cual el ELN refuerza su lógica de distancias, ante este orden.
Los
que estamos convencidos de que el alzamiento armado hay que cerrarlo, por
inviable, contraproducente y reforzador de las lógicas autoritarias y
excluyentes, estamos en el deber de presentar alternativas, que hagan viable y
exitosa esta mesa, gran reto para una paz completa.
Nunca la participación social y ciudadana está de más.
Las
dos partes, gobierno y ELN han concertado que habrá participación en este
proceso, es un buen mensaje y un anclaje a una dinámica que puede llevar a buen
puerto estas negociaciones. Participación es un titular importante que hay que
llenar de contenidos, las dos partes deben diseñar el proceso de participación,
que incluye, los procesos, las garantías, los tiempos y el tramite que darán a
un proceso de participación que lleve imaginación, propuestas y referentes,
para que Gobierno y ELN, se nutran de una riqueza social, comunitaria e
institucional que desde una diversidad de experiencias pueda llevar energías y
fuerza para encontrar caminos viables para la concertación.
El
primer punto que están trabajando Gobierno y ELN es cuál es la apuesta de
participación que le van a proponer a la sociedad colombiana: allí hay mucha
tela de donde cortar. Regiones, procesos sociales, autoridades locales,
regionales y nacionales, universidades, gremios, iglesias, en fin, la enorme
diversidad social y comunitaria podemos concurrir a un ejercicio de
participación que proponga como avanzar en procesos y contenidos para esta
mesa.
Al
gobierno le preocupa quienes y de qué forma se va a dar esta participación,
pero hay un mundo de posibilidades, sensatas y aterrizadas que pueden
viabilizar un proceso de participación, que promueva formulas y propuestas
concretas, desde regiones y sectores, para llevar adelante esta mesa.
Mejor dialogar sin tiros ni agresiones.
Por
supuesto que es mejor la abundancia que la escases, por supuesto que es mejor
andar abrigado en medio de la tormenta y por supuesto que es mejor dialogar y
negociar sin tiros ni agresiones, esto se puede lograr, dura tarea pero
lograble.
Si
hay voluntad de las dos partes se puede establecer un conjunto de medidas
humanitarias, allí hay una amplia experiencia en Colombia y allí igualmente el
mundo social y de derechos humanos podemos y debemos presentar propuestas, para
que las dos partes las consideren en acuerdos especiales humanitarios, tema en
que el ELN es pionero desde los años 80, cuando promovió la plena incorporación
de la normatividad humanitaria de los convenios de Ginebra en la legislación
colombiana. Es un imperativo ético y político, bajarle el volumen a la
violencia y a las agresiones de todo tipo, que tanto ELN como Gobierno,
despliegan en la geografía del conflicto, esto puede igualmente llevarnos a
pactar un cese bilateral de fuegos y hostilidades, tema delicado, difícil, pero
posible de concertar.
Para
que dialogar en medio de los tiros, es mejor el dialogo en un ambiente
distensionado.
Hay temas para transformar, muchos e importantes.
Un
acuerdo de paz es para pactar transformaciones, garantías, nuevas formas de
relacionarnos y llevar la vida en sociedad, de ahí, que sea plenamente posible
encontrar un conjunto de temas sobre los cuales centrar la atención y el
trabajo de diseño de nuevas realidades, a partir de nuevos diseños políticos,
institucionales y normativos, por supuesto con participación social y
ciudadana.
Si
a mí me preguntan por los temas prioritarios a considerar, yo arriesgo tres:
ordenamiento del territorio, con toda la complejidad que conlleva, política
minero-energética y políticas para la equidad, todos ellos vistos de manera
prioritaria desde los territorios donde la exclusión ha sido mayor y la guerra
adelantada por el ELN, ha tenido su asiento, a saber: Arauca, Catatumbo, Sur de
Bolívar y Magdalena Medio, Chocó, Cauca y Nariño, cruzar temas con territorios,
nos puede llevar a los contenidos centrales de las transformaciones que hagan
viable un acuerdo de paz.
La gran marcha inició con el primer paso.
La
tarea es grande, las desconfianzas son enormes y las lógicas muy encontradas,
pero ya con una mesa abierta, con una necesidad nacional de avanzar en un
acuerdo entre el Estado Colombiano y el ELN, con una expectativa de
participación social y ciudadana y un amplio acompañamiento de la comunidad
internacional, el cual siempre habrá que agradecer, lo que corresponde es
trabajar y darle ritmo a esta mesa, la tarea es grande y si esta mesa toma
ritmo y va sentando las bases y avanza en contenidos, ya veremos hasta donde
llegamos, en una circunstancia de un gobierno, como el del presidente Juan
Manuel Santos que está en su recta final, el tiempo es escaso, pero si
avanzamos, podremos valorar como llevar esta mesa al debate presidencial y a la
nueva administración que rija los destinos de Colombia.
De
manera telegráfica, estos son los temas que considero hacen muy difícil, la
negociación que desarrollan Gobierno y el ELN, lo cual no quiere decir que esta
negociación no sea posible, por supuesto que sí, lo que pasa es que al ser tan
compleja requiere pensar y superar los retos que implica.
Primera dificultad: Las formulaciones con las
cuales las dos partes inician la negociación. De parte del ELN, hay compromiso
e interés en la solución negociada, pero de manera simultánea no ha desistido
de su proyecto estratégico de "Resistencia armada", las razones, por
la cual siguen afincados en su formulación de resistencia armada, -luego que
desistieron de su proyecto estratégico de poder armado, decisión tomada luego
de su debilitamiento entre 1994-2002-
son múltiples: convicción ideológica, desconfianza profunda con el compromiso de cumplimiento de lo
pactado y por supuesto, sectores y personas que se sienten cómodas y se lucran
en "La resistencia armada", este conjunto de razones, son las que hay
que superar en un proceso de negociaciones.
De
parte del Gobierno, la pregunta es si tiene una propuesta para adelantar una
negociación con el ELN, esto es un tema que no conocemos, lo que si sabemos es
que el Gobierno, valora a su interior, las dudas y la complejidad del ELN, para
avanzar y eso está bien, claridad en la situación de la contraparte, pero es
insuficiente, se requiere igualmente propuesta desde el lado del gobierno.
Segunda dificultad: La cantidad y calidad de
la participación. El ELN ha insistido en su tesis de participación social, para
desde esta participación promover los diálogos y negociaciones, la dificultad
es involucrar actores con poder y con protagonismo, que vayan más allá del
"pequeño" mundo social y político que siempre hemos insistido en
estas negociaciones, ese mundo con mucha tradición, es insuficiente para
realmente adelantar unas negociaciones, me refiero a la izquierda y las
dinámicas de lo que podemos llamar el movimiento de paz, junto al mundo social
"Camilista", esto hay que trascenderlo, con otros actores, el tema es
que esos actores de gremios económicos, sociales y políticos solo van a
participar si se les invita y explica por qué la importancia de que se
involucren en este proceso y eso solo lo puede hacer el gobierno y la pregunta
es si el gobierno tiene interés en ello.
La
tercera gran dificultad, es que hay un planteamiento de "transformaciones
para la paz", lo cual implica concretarlas, cuales son las
transformaciones que hay que pactar y de manera esquemática el ELN, quiere
muchas y el Gobierno pocas, entre estas lógicas e intereses hay que construir
un "campo común", lo cual no es fácil.
Cuarta
dificultad: El tiempo. Considero que aquí igualmente chocan las lógicas, para
el ELN, el tema es pactar con las "Élites oligárquicas" y desde ese
planteamiento no tiene mayor preocupación por el factor tiempo y en la larga
fase exploratoria quedó claro que no tiene interés en "correr", del
otro lado el Presidente Santos tiene un tiempo finito, por lo cual considero
que el tiempo efectivo que tenemos para adelantar la negociación son 18 meses,
contados desde mayo hasta noviembre del 2017, lo cual considero que es un
tiempo limitado para concretar la negociación. Esto coloca una tensión
adicional y coloca esta negociación en el debate presidencial del 2018 y sus
posibilidades de continuidad, supeditadas a lo avanzado y a las valoraciones
que tenga el Presidente elegido.
Quinta
dificultad: Negociaciones en un ambiente distensionado o en la continuidad del
conflicto, sobre todo ahora que vamos a cese bilateral con las FARC y cierre de
estas negociaciones en los próximos meses, lo cual implica, si se puede
distensionar entre gobierno y ELN, dese mi punto de vista, lo mejor en
distensión, desde ahora, lo cual implica que el ELN suspenda secuestro y libere
secuestrados y Gobierno acceda a pactar cese bilateral, con todo lo que ello
implica.
Remate:
Gobierno y ELN tienen el reto de llevar adelante estas negociaciones y a los
convencidos de que hay que lograr un acuerdo para que el ELN se transforme en
una fuerza civil que siga luchando por sus ideas y convicciones sin violencia y
garantías nos corresponde promover la participación social y ciudadana, que es
la energía que harán posible un acuerdo.
Luis Eduardo Celis es sociólogo de la
Universidad Nacional, se ha concentrado en los últimos veinte años en el
análisis del conflicto armado y sus perspectivas de superación. Ha sido asesor
de la Corporación Nuevo Arco Iris, la Fundación Paz y Reconciliación y en la
actualidad es asesor de la REDPRODEPAZ. Escribe en EL ESPECTADOR,
lasillavacia.com y las2orillas.co
No hay comentarios:
Publicar un comentario