¿QUIEN TIENE LA
LLAVE PARA ABRIR EL PROCESO DE DIÁLOGOS GOBIERNO-ELN?...
CARLOS MEDINA
GALLEGO
Docente- Investigador
Universidad Nacional de Colombia
Centro de Pensamiento y Seguimiento
al Proceso de Paz
Acaba de irse el primer mes del 2016
y todavía no se ve humo blanco que nos indique que todo está
listo para hacer el anuncio del inicio de la fase pública de los diálogos entre
el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional –ELN-.
El país entero está a la expectativa
del inicio de este proceso, que se hace más urgente en la medida que
avanzan los diálogos de la Habana, porque es absolutamente claro, que si no se
encuentra una salida política al conflicto armado con el ELN, todos los
esfuerzos realizados, siendo importantes, son insuficientes, pues se mantendrán
todas las lógicas de guerra que han golpeado al país en los últimos cincuenta
años. Digámoslo de manera explícita: sin el ELN en una mesa de conversaciones
llegando a acuerdos de terminación del conflicto, NO habrá paz.
Lo extraño de esta situación,
es que una y otra de las partes, viven llamando la atención a este
respecto y haciéndose mutuas invitaciones al inicio del proceso de
conversaciones públicas, que son las que conducen a los acuerdos de terminación
del conflicto. El Presidente de la Republica Juan Manuel Santos, el Alto
Comisionado Sergio Jaramillo, el Jefe de la Delegación del Gobierno, Humberto
de la Calle, llaman al ELN a una Mesa de Conversaciones en cuanto escenario
público pueden hacerlo y, no menos urgentes, son los llamados que Nicolás
Rodríguez Bautista, Antonio García, Pablo Beltrán y, en general, la Dirección del COCE, hacen con insistencia
al Gobierno a iniciar una Mesa Publica
de Conversaciones.
Si las partes reconocen la necesidad
de este propósito común no se entiende por qué ese proceso no echa a andar.
Quienes hemos estado cerca como artesanos silenciosos del mismo hemos colocado
ante la opinión pública nuestros puntos de vista de manera insistente con el
propósito de ayudar a construir entendimientos. Lo que sabemos es que ya no es
un problema de agenda, según lo ha hecho saber Nicolás Rodríguez
Bautista y, seguramente, tampoco de logística y acompañamientos, porque toda la
comunidad internacional está volcada a apoyar el proceso de paz en nuestro
país. ¿Qué es entonces lo que dificultad el inicio de estas conversaciones que
llevan al Presidente a señalar que el proceso con el ELN todavía no está listo?...
El gobierno tiene que entender que el
ELN es una organización diferente a las FARC y que no le puede dar un
tratamiento de “hermano menor” o residual. Debe dejar que el proceso ande
conforme a lo acordado y que la organización vaya encontrando en las conversaciones
los acuerdos que son posibles en el desarrollo de unos diálogos asumidos con la
mayor objetividad y realismo. El ELN, por su parte debe ir madurando la idea
que hay temas que son comunes y que es necesario que puedan producirse en las
conversaciones las convergencias prácticas que permitan recoger del proceso de
la Habana, aspectos que ya han sido tratados, por señalar algunos, justicia,
victimas, democracia.., sin que ello signifique renunciar a la especificidad de
las visiones.
La agenda que se haya acordado con el
ELN, como sus metodologías y enfoques, deben asumirse con el mayor rigor y
respeto. Si bien, el ELN, tiene la posibilidad de asumir o no el proceso, el
gobierno tiene la obligación de tomar la iniciativa en términos de
convocatoria, debe flexibilizar sus posturas y espantar sus dudas e
inseguridades. Creo que al gobierno le ha faltado osadía en relación con este proceso y eso se debe a su afán de
mantenerse en la línea de lo acordado con FARC y de la experiencia acumulada en
la Habana, lo que es equivocado. El gobierno tiene que abrirse en iniciativa e
imaginación, para poder dar curso a un proceso que se fija el mismo propósito, pero,
con un actor cuya naturaleza es
distinta.
No deja de preocupar el hecho que el
ELN haya, al parecer, por lo dicho en su comunicado del 30 de Enero en
respuesta a De la Calle, perdido comunicación con el gobierno
desde Noviembre del 2015 y, que en la última sesión de la fase
exploratoria, no se haya acordado nueva fecha.
El proceso de conversaciones tiene
una puerta de entrada con dos llaves hechas de voluntad política. Tanto
Gobierno como el ELN han hecho explicita manifestación de estar dispuestos a
iniciar la mesa pública. Pues bien, el momento histórico los llama a duplicar
esfuerzos y a ponerse de acuerdo para instalar en lo inmediato sin más
dilaciones esa mesa.
El anuncio del inicio de las
conversaciones entre el Gobierno Nacional y el ELN, le dará al proceso de paz
nuevas y reconfortantes vitalidades, generara dinámicas sociales y políticas de
nuevo orden, ayudara a construir auténticas e integrales motivaciones de paz,
disminuirá el escepticismo y sobre todo, ayudara para que las insurgencias vuelvan a conversar sobre procesos unitarios,
ya no para desarrollar la guerra, sino para garantizar una nueva forma de
vivir y habitar en la democracia, sin renunciar a construir una sociedad
más digna, erigida sobre el ejercicio pleno de la libertad y un mayor esfuerzo
por construir cada día justicia social.
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