Y…¿Cuál es la puerta de
entrada?…
CARLOS
MEDINA GALLEGO
Docente-Investigador
Universidad Nacional de Colombia
No me queda la menor duda que la
movilización estudiantil universitaria ha sido exitosa. Una parte importante de
los propósitos se han cumplido en lo que a mediano plazo puede alcanzarse, sin
que el movimiento comience a mostrar la carga de fatiga que suele tener con el
trascurrir de los días, las asambleas, las movilizaciones y el cambio de las
atmosferas políticas, sociales y comunicativas que suelen acompañar estos
procesos, para no hablar de las infiltraciones de la inteligencia y de los
inaceptables hechos de provocación y violencia de grupos minúsculos
irresponsables y, en la práctica, enemigos del movimiento y de
su legitimidad.
Primero, es necesario señalar que
ha sido un movimiento conducido por una causa legitima, reconocida por los más
diversos sectores de la sociedad que han ampliado significativamente su base
social de apoyo, resaltar a propósito de
los factores que lo legitiman, que es un movimiento que se nutre de los
acumulados de las movilizaciones de 2011 e incluso de las que se dieron en el
marco de la seguridad democrática: Este movimiento recoge los aprendizajes en
relación con los repertorios, de la movilización, hacia unas formas más
amplias, incluyentes y contundentes simbólicamente; y recoge además los
análisis, los balances, las reivindicaciones y las propuestas que hasta el
momento se han venido construyendo por parte de las generaciones que le
precedieron; a él se han unido directivas, maestros universitarios, de básica y
secundaria, trabajadores, egresados, padres de familia, sindicalistas,
comunicadores alternativos y corporativos, comunidad nacional en Europa,
académicos reconocidos internacionalmente de prestigio, músicos, artistas,
folclorologos, comunidades étnicas, afro e indígenas, es decir, una importante base social ampliada
de solidaridad que es necesario mantener y proteger, porque reviste la lucha
estudiantil de una legitimidad que por sí sola no puede alcanzar. Esa base
social y ese apoyo es un logro significativo del movimiento que hay que ponderar
en alta estima porque no es gratuito ni pertenece a ningún grupo es el
resultado de la legitimidad de la causa que enarbola el movimiento.
Segundo, ha habido un desborde de
imaginación y creatividad juvenil que se ha expresado a través de distintos
medios y recursos en las redes sociales, con la elaboración de vídeos,
explicaciones suficientes y didácticas, carteles, consignas y canciones, clases
en los espacios públicos, grafitis estéticos, coros colectivos, música popular
y clásica… entre otro centenar de manifestaciones como largas caminatas
emprendidas por los estudiantes de provincia hacia la capital, todos aspectos
renovadores de la protesta que se van constituyendo en un patrimonio social y
cultural de la protesta estudiantil legitima, parte fundamental de su memoria y
de su historia.
Tercero. Si bien es desafortunado
el camino seguido por los rectores en un acuerdo que desconoce a los maestros y
a los estudiantes y el alcance del movimiento, ese acuerdo tampoco se hubiese
podido lograr, con todos los cuestionamientos que se le hagan, sin la
movilización estudiantil, su entusiasmo y su legitimidad. Total el acuerdo de
los rectores, quiérase o no, es un logro del movimiento estudiantil, importante
pero insuficiente. Por eso las marchas continuaron.
Cuarto. Hay una mesa
institucional de conversaciones con el gobierno en la que se encuentran
representadas todas las partes y se adelantan las discusiones de los propósitos
inmediatos que se fijó el movimiento, que son importantes, pero coyunturales e
insuficientes, pues los problemas de la educación en el país son estructurales.
El solo hecho que esa mesa se mantenga deliberando y que de allí salga líneas
de política publica que se puedan hacer ley de la república en materia de
educación y financiación, constituiría un logro del mayor valor. Tener esa mesa
en conversaciones es ya un logro, una
victoria en el sentido de que se constituye en un escenario de interlocución
esperado por mucho tiempo en el que los estudiantes están representados en
calidad de pares junto a otros actores determinantes en las políticas públicas
de educación.
Quinto. Desde hace décadas
quienes hemos hecho parte del movimiento estudiantil hemos tenido como problema
estructural el estar reivindicando agendas de coyuntura y resolviendo los
problemas del día a día, de gobierno en gobierno. Eso no puede seguir así, a
problemas estructurales soluciones estructurales y esas encarnan luchas de gran
aliento, porque se toman tiempo y hay que acompañarlas con una organización
estudiantil y una comunidad universitaria fuerte que se autorregula y sabe
moverse con inteligencia en la lucha social y reivindicativa. La lucha no es
por una ley, la lucha no es por un presupuesto, la lucha es por una política
pública clara para la educación que se vea reflejada en la ley y en el
presupuesto. Esa es la Lucha.
Históricamente los liderazgos
estudiantiles han tenido dificultades a la hora de ponderar en la justa
dimensión de lo posible los logros alcanzados y dar los saltos necesarios para
abordar en su momento la nueva lucha con los acumulados de legitimidad que va
dejando cada proceso, pero esta generación que hoy lidera las luchas
estudiantiles tiene la posibilidad y el reto de logran tejer históricamente sus
conquistas coyunturales en un propósito de logros estructurales de naturaleza
estratégica. Hoy el movimiento debe tomar las decisiones que les corresponden
para reclamar las victorias alcanzadas y entender que la lucha debe proyectarse
en una perspectiva de largo aliento.
En mi concepto, los logros de
este movimiento están alcanzados en lo que es posible, es necesario retornar a
la normalidad académica, con una manifiesta disposición a movilizarse el
próximo 13 de diciembre, retomar el semestre y continuarlo, dentro de la
reprogramación institucional que se haga de manera flexible, lo que se constituiría en un éxito más
movimiento.
Es el tiempo de recoger la
cosecha de una buena siembra. Mañana, todos a marchar no solo por la educación, sino
por la paz, contra la violencia, el incumplimiento de acuerdos, la corrupción y la política fiscal.
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