ETCR. MARTIN VILLA,
FILIPINAS-ARAUCA
Entre la
persistencia y la desesperanza
CARLOS
MEDINA GALLEGO
Docente –
Investigador
Universidad
Nacional de Colombia
Centro de
Pensamiento Seguimiento al Proceso de Paz
La situación por la
que están pasando los Espacios
Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), donde residen los
excombatientes de las FARC y sus familias, es realmente crítica y sin
expectativas claras de futuro. En esos espacios se agota en medio de un
activismo permanente todas las esperanzas de cumplimiento del Acuerdo de Paz
con el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Hay un dolor mudo, una
tristeza represada, un convencimiento cada vez más fuerte de que fueron
engañados, que el único interés del gobierno era desarmarlos y desmovilizarlos,
que no había para los campesinos, los territorios, ni los excombatientes,
ninguna ruta institucional para poner final a las causas estructurales de la
violencia.
El Centro de
Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz, de la Universidad Nacional de
Colombia, sigue trabajando con obstinación en el desarrollo de programas de
acompañamiento a estos ETCR, con el fin de mantener viva la esperanza, ayudar a
pensar rutas de normalización, formar los liderazgos para el nuevo tiempo,
dotarlos de metodologías para la elaboración y gestión de proyectos y,
compartir con otras instituciones tercas
en el propósito de la paz, las angustias crecientes de los pobladores de esos
espacios.
Con el pretexto de
dar a conocer el libro de narrativas del Censo Socioeconómico titulado, Por el
agujero de la memoria construyendo Paz; poner en conocimiento de
quienes aún permanecen en el Espacio Territorial el estado actual de la
implementación y, ayudar a construir los perfiles de los proyectos productivos,
visitamos el ETCR, Martin Villa, en
Filipinas, municipio de Arauquita-Arauca. Nos encontramos con el estado de
ánimo descrito arriba y un proceso en marcha de reincorporación sostenido a
fuerza de la voluntad de un colectivo que ha madurado en su capacidad para no dejar
caer el precario entusiasmo que aún existe entre quienes se mantienen allí.
Quisiera señalar de esa visita algunos puntos que considero pueden ser
expresión clara de las tensiones entre los esfuerzos por avanzar y los
obstáculos que a diario van surgiendo y que les impide hacerlo.
Primero. La paz por encima del incumplimiento. Me
sorprendió la madurez con que han asumido el hecho que el gobierno no les va a
cumplir y que, con acuerdo o sin acuerdo, ellos van a sacar adelante su proceso
de reincorporación y normalización. Saben que existen múltiples y complejos
problemas, pero se levantan cada día a las cuatro de la mañana a ponerle la
cara a las dificultades y a valorar en gran estima cualquier pequeño avance.
Están informados de lo que viene pasando con la implementación de los acuerdos
y los duros retos que han tenido que enfrentar quienes están al frente del
proceso. Repudian el incumplimiento sistemático del gobierno y se sienten una
comunidad burlada. No obstante, no han renunciado a sacar el proceso adelante y
tienen suficientes razones para hacerlo: han conformado familias, tienen hijos
pequeños, han traído a sus familiares y se han hecho a la idea que la guerra no
puede ser su destino. Por esto, no se derrumban ante las adversidades y
mantienen viva la esperanza de que pese a todo van a salir adelante. Para los
líderes, se ha hecho una tarea enorme levantarse cada mañana a despertar la
moral de la comunidad para persistir en el proceso de paz contra toda certeza
de éxito y una manifiesta evidencia de transitar hacia un estruendoso fracaso.
Por eso, ya no creen en la implementación y el cumplimiento de los acuerdos por
parte del gobierno, pero se aferran con autoridad moral a la afirmación hemos prometido cumplir y cumpliremos.
Segundo. Espacio Territorial de Capacitación y
Reincorporación. Cada vez más, al menos este ETCR, se convierte en un centro de refugiados. De los 480
censados de los cuatro frentes que se agruparon allí, apenas queda el 25% de excombatientes,
los demás se fueron hacia sus familias y a buscarse la comida en otras partes,
jornaleando, trabajando en lo que sea, porque el 90% del salario mínimo que les
llega, no les alcanza para mantenerse, y mantener a sus familias. Están
rebuscándose la existencia, para no regresar a la guerra y siempre atentos a
los proyectos que salgan para vincularse a ellos. Pero los que se quedaron y
siguen allí se trajeron a sus familias, a sus padres, hermanos, esposas e
hijos, porque las condiciones en que estaban viviendo eran peores que las que
podían encontrar allí. Pronto se suspenderán los apoyos del gobierno, que
obligaron a la bancarización y los miembros de estas comunidades en todo el
país quedaran a la deriva y sin renta básica, porque no se habrá resuelto, en
dos años, los proyectos productivos que de manera exitosa reemplacen el sistema
de apoyos gubernamentales.
Tercero. Lucha contra la zozobra y la desesperanza.
Viven en medio de la zozobra de un territorio en el que operan otros actores
armados con una gran conflictividad; hay presencia hegemónica del ELN; existe la idea que se está reactivando el
paramilitarismo; se han fortalecido las disidencias retornando prácticas
económicas que agobian la población; la falta de oportunidades unida a la
migración venezolana, ha incrementado los niveles de delincuencia común; al ser
una región de frontera no deja de impactar las relaciones entre Colombia y
Venezuela en permanente tensión. En estas condiciones, la transición se debate
entre avanzar y reciclar un nuevo y más devastador periodo de violencia, sin
que una adecuada política de Estado se coloque al frente del proceso
garantizando los mínimos necesarios para hacerlo exitoso.
Cuarto. Construir
comunidad. Quienes lideran el ETCR tienen claro que la reconstrucción del
tejido social en el ámbito de la reconciliación y el perdón no es fácil, que
las comunidades tienen grandes resistencias que guardan en silencio y que
verlos acercándose para compartir inquietudes y definir y emprender procesos
que conduzcan a la convivencia ciudadana y a la construcción de economías de
bienestar se toma tiempo. No obstante, en este espacio territorial hay una muy
dinámica y respetuosa relación con el entorno comunitario, con sus formas de
organización, sus propósitos y con sus espacios, mejorados y fortalecidos por
la ayuda humanitaria de la comunidad internacional.
Quinto. La necesidad de la tierra. La mayor
preocupación que tienen es el acceso a la propiedad de la tierra en donde
puedan comenzar a desarrollar con seguridad sus proyectos productivos unidos a
las economías agrarias. Tenían la esperanza que la finca en que se encuentra
localizado el ETCR, pasara a ser propiedad de la comunidad de las FARC, pero
eso no va a ocurrir porque el gobierno nacional no logró llegar a un acuerdo
con el propietario sobre el precio de venta de la finca de 151 hectáreas. Los
propietarios incrementan desproporcionadamente el valor de la tierra a la hora
de vender al Estado, pero a la hora de pagar impuestos quieren todas las
prerrogativas. Si en la práctica esa finca pasara a manos de la comunidad para
vivir colectivamente y construir sus proyectos productivos, le correspondería a
cada uno de los excombatientes, proporcionalmente, una extensión de 0.33
hectáreas, esto es la tercera parte de una hectárea, nada. Aun así, están
dispuestos desde esa pequeña propiedad a empujar los proyectos productivos en
una granja integral que abastezca sus propias necesidades y produzca para el
mercado. Como no se pudo llegar a un acuerdo y esas tierras están en
arrendamiento, seguramente al acabar el actual gobierno y suspenderse los
pagos, quedaran en condición de invasores, a disposición de las autoridades.
Sexto. Proyectos productivos. Esta comunidad
viene ensayando en varios proyectos productivos con distintos acompañamientos: Sacha Colombia, para la siembra de
Sacha, un cultivo promisorio que contiene un alto poder nutricional y cosmético
en la medida que es portador de los tres Omega. Recibieron conjuntamente con la
comunidad diez escuelas (cursos) al respecto de lo que es esta especie comestible
y sus posibilidades agroindustriales en la producción del grano, aceite y
cremas. Este proyecto cuenta con al menos tres hectáreas experimentales que
fueron arrendadas para la capacitación.
Tiene acompañamiento
del Sena con una oferta de programas técnicos y orientación en elaboración de
proyectos productivos. Se han formado en cursos en Panaca en donde aprendieron a fabricar Bloques Nutricionales, para montar un proyecto que requiere de 100
millones de pesos que no encuentran en ninguna parte. La Universidad de los
Llanos los ha acompañado orientando la creación teórica de proyectos
productivos, sin que los mismos puedan aterrizarse por falta de tierra y
recursos. Otras instituciones educativas de diferente nivel de formación
realizan temporalmente trabajo con las comunidades que convoca el ETCR.
Va avanzando un
proceso piscícola prestado, porque
los recursos que se colocaron tienen un padrino que es el que se beneficia del
mismo. Quieren contar con recursos para su propio proyecto de manera que los beneficios de nuestro trabajo se queden
en nosotros para construir el mejor vivir de nuestras familias. No nos
interesa pescar con la caña del otro.
Séptimo. Educación. Creo que una de las
mayores fortalezas que tiene el ETCR Martin
Villa, es el importante trabajo que vienen haciendo en materia educativa.
Se formaron y graduaron 108 bachilleres, que no van a poder ir a la universidad
pese a la oferta realizada por la UNAD dado que se encontraron con los costos y
una oferta de subsidios y préstamos imposible de alcanzar en el ICETEX.
Se encuentran
actualmente interesados en un proceso de homologación de saberes, en
particular en áreas de la salud, para que sus médic@s, odontólog@s y
enfermer@s, puedan trabajar con las comunidades campesinas debidamente
certificados; están a la espera, ante los obstáculos que han tenido con el
sistema universitario nacional, que la Cruz Roja de Noruega, establezca sobre
las prácticas en salud una homologación real de sus saberes y los certifique.
Tienen espacios
comunitarios y salones que han adecuado para clases, pero por las
características del clima requieren dotación adecuada de pupitres, tableros,
proyectores y sobre todo, ventiladores y aires acondicionados. Esta comunidad está necesitando habilitar su
propio jardín infantil, tienen el espacio pero es necesario dotarlo y
financiarlo de manera suficiente; igualmente, habilitar el comedor comunitario
que se fue abandonando para construir la relación familiar en torno a la
preparación de alimentos, en un restaurante
escolar que se pueda sostener entre las Secretarias de Educación Municipal de
Arauquita, la departamental de Arauca y el ICBF.
Un papel esencial
juega en este ETCR la cultura a través de sus expresiones artísticas; el
teatro, la danza, la poesía, la pintura, la narración literaria y las artesanías,
hacen parte del repertorio de construcciones culturales. Es igualmente importante
el desarrollo de la actividad deportiva que se extiende a la comunidad y
permite interactuar con ella.
Octavo. Arreglo de espacios comunes. Un
importante trabajo realiza esta comunidad para el cuidado y mantenimiento de
los espacios comunes, en particular las carreteras, los centros comunitarios y
las bibliotecas públicas. Prestan especial atención a la educación ambiental y
al manejo sustentable del ecosistema, no solo a través del tratamiento de
basuras y procesos de reciclaje, sino en una adecuada economía del agua.
Noveno. Salud. La atención en salud se reparte
entre los conocimientos populares, la atención y campañas institucionales, la
ayuda internacional y la nueva EPS a la que fueron afiliados todos los
excombatientes y sus familias. Hasta ahora no han tenido problemas para acceder
a este derecho, no obstante, la lejanía en la que se encuentran los centros de
atención. El viejo “sistema de Salud” que funcionó de manera efectiva durante
la guerra, busca sostenerse a través de la homologación y certificación de
saberes para poder no solo atender a la comunidad propia, sino, como lo
hicieron siempre, sirviendo al conjunto de la comunidad. Algunos de los médicos
y enfermeras que llenan los requisitos están realizando trámites para
aprovechar las becas otorgadas por el Gobierno Cubano.
Decimo. Seguridad. La seguridad es el problema
más grave que existe, la comunidad viene siendo protegida por el Ejército
Nacional y la Policía que tienen sus respectivos puestos de vigilancia y
cordones de seguridad sobre el ETCN que funciona como un cuadrante. Sin embargo
las amenazas son múltiples y de distintas procedencia. En el momento en que cierro este artículo se ha
producido el asesinato de Isidro Carvajal, conocido en la guerrilla de las FARC
como Misael, excomandante del Frente X, quien desde la cárcel se había acogido
a la JEP y gozaba de amnistía. El asesinato fue perpetrado por desconocidos en la
vereda galaxias cerca de la ETCR de Filipinas, cuando regresaba del trabajo en
una parcela.
Los hostigamientos y
asesinatos, pueden generar distintos fenómenos que terminan por reactivar la
violencia y aumentar el número de disidentes o generar procesos de
auto-encerramiento, convirtiendo en la práctica los ETCR en colonias penitenciarias. El gobierno y
las instituciones responsables tienen que prestar especial atención a los
problemas de seguridad de la población en esta etapa de transición o se puede
generar un ciclo de muertes que, sumadas a las que vienen ocurriendo en las
zonas donde se encuentran localizadas otras ETCR, puede configurar un nuevo
genocidio político.
Once. Comunas y partido político. El paso de
la guerra hacia la política, del ejército al partido, se va desarrollando según
las orientaciones emanadas del primer Congreso de la Fuerza Alternativa
Revolucionaria del Común, partido de la
rosa. La nueva organización se ha estructurado en comunas y allí, según la
procedencia existen tres comunas, en las que se desarrollan las actividades
partidarias y se construyen los relacionamientos políticos con otras organizaciones
y con las comunidades. El trabajo político comienza a configurarse como
prioritario y los aprendizajes que convocan estas prácticas son lentos y
difíciles, los miembros del ETCR así lo reconocen. No es lo mismo llegar
uniformados y con armas a hablar con la gente y las comunidades, que hacerlo como civiles desarmados. Es pasar
de dar órdenes a buscar consensos, a persuadir sobre las propuestas y las
iniciativas de acción política.
Un largo camino
cargado de no pocas dificultades ha iniciado el Partido de la Rosa para llegar a sembrar la semilla de la
inconformidad y de su tratamiento en el orden institucional en el seno de las
comunidades. En el ETCR Martin Villa,
todo está por hacerse.
Bogotá, 8 de mayo de
2018.
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