SIMACOTA y las posibilidades de un proceso de paz con el
ELN
CARLOS MEDINA GALLEGO
Docente
Investigador
Universidad
Nacional de Colombia
Centro de
Pensamiento y Seguimiento al Proceso de Paz- CPSPP
Grupo de
Investigación en Seguridad y Defensa- GISDE
En la historia del Ejército de Liberación Nacional –ELN-
hay tres momentos fundacionales importantes: la conformación de la
brigada pro-liberación José Antonio Galán, con la adopción de la consigna
comunera de ni un paso atrás liberación o muerte (NUPALOM), en el marco
de un pacto revolucionario de jóvenes rebeldes en un ritual donde está presente
Ernesto “che” Guevara y se decide el impulso de la teoría insurreccional del foco
guerrillero en Colombia en los primeros meses de 1963, en el marco del
fervor de la revolución Cubana; el segundo momento lo constituye la primera
marcha guerrillera, emprendida el 4 de Julio de 1964 en el municipio de San
Vicente de Chucuri para hacer efectivo el compromiso adquirido y, el último, la
toma de Simacota el 7 de enero de 1965, como el hecho práctico del inicio de la
lucha armada. De ese momento a hoy han transcurrido 51 años de historias de
compromiso, guerra, tragedia y dolor que hoy buscan afanosamente un escenario
posible de solución política negociada.
La aparición pública del ELN, su primera acción militar
en Simacota, se acompaña de un manifiesto que en enunciados breves busca
expresar el punto de vista de la organización acerca de la propiedad agraria,
las condiciones de existencia de los obreros, los pequeños y medianos
productores, la educación, la salud, la vivienda, asumir una posición antiimperialista e
informar el inicio de la lucha revolucionaria, sin otro objetivo, en el
momento, que el de derrocar el gobierno convocando a los protagonistas del
conflicto social y llamando al pueblo liberal y conservador, a hacer
frente a la oligarquía de ambos partidos.
Han transcurrido 51 años desde el momento en que se da a
conocer el Manifiesto de Simacota, es claro que el país y el mundo se
han transformado de manera sustancial y que el régimen de explotación,
exclusión, pobreza y desigualdad permanecen… También es claro, que el ELN
se ha transformado, el más joven de todos los combatientes, que asistió a la
toma de Simacota, Nicolás Rodríguez Bautista, hoy tiene 63 años, persiste
en las ideas que dan origen a su compromiso y, desde hace algo más de 25 años,
conduce la organización hacia un proceso de solución política negociada y paz.
El ELN debe ser caracterizado como una organización
social y política en armas, cuya fortaleza no está en su capacidad de
ejército, sino, en lo esencial, en su relacionamiento con la población y
su compromiso con los cambios de las regiones en que hace presencia, de ahí su
insistencia en la participación decidida de la sociedad civil en los procesos
de negociación y que la paz se construya desde los territorios.
Más allá de las temáticas generales que se corresponden
con la canasta de derechos sociales que han de mover la conflictividad
futura (trabajo, salud, educación, vivienda…), de la lucha por una
democracia incluyente y respetuosa de la diferencia, del tema de las víctimas
del conflicto y los derechos humanos de la población, el tema central del
ELN tiene que ver con la política minero energética, el medio ambiente y los
recursos naturales, aspectos que la organización ha reivindicado
desde mediados de la década de los ochenta.
Hoy el ELN, puede contar con un mayor apoyo
si toca con suficiente y pragmática inteligencia el tema minero energético,
prestando especial atención a la minería artesanal y tradicional, a la pequeña
y mediana minería, a la legalización de los títulos mineros de pequeños y
medianos propietarios, a la revisión de la política de distribución y
condiciones de inversión de regalías en los territorios productivos, al manejo
ambiental por parte de las trasnacionales, a la conservación de los recursos
naturales como recursos estratégicos de la nación (aguas, páramos, humedales,
selvas y ecosistemas frágiles…entre otros), al compromiso social empresarial
con las poblaciones y los territorios. Si enfrenta con decisión la minería
ilegal en manos de paramilitares y bandas criminales y legaliza socialmente
su propia minería.
La experiencia ha demostrado que no existe ningún
inconveniente para que la sociedad civil participe en un proceso de conversaciones
y haga sus aportes correspondientes a la construcción de imaginarios de paz y
convivencia democrática, en el marco de una propuesta metodológica viable
y un propósito específico. Los puntos de agenda que se conocen, acordados entre
el gobierno y el ELN, seguramente tomaran en consideración obligados aspectos
de los temas acordados en La Habana que competen al interés general en un único
sistema político y para una única nación.
Este 7 de enero de 2016, se cumplen
cincuenta y un años del inicio de la lucha armada del ELN. El país entero está esperando que el ELN y el
Gobierno superen todos los inconvenientes y marchen conjuntamente hacia
un escenario de conversaciones para la solución política negociada del
conflicto armado. El presidente Juan Manuel Santos tiene mayor interés en este
proceso y Nicolás Rodríguez Bautista ha dicho recientemente que a la agenda
resultante de la fase exploratoria que precede la MESA PUBLICA no le falta ni una coma. Esperamos con ansiedad ese importante y
trascendente anuncio.
4 de Enero de 2014-2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario